Numerosas comunidades celebraron ayer el Kurusu Ára, compartiendo rezos y el tradicional karu guasu agradeciendo por los favores recibidos a través de este símbolo cristiano.

Desde muy temprano y pese la llovizna que arreciaba, en la parroquia Ñandejára Kurusu del barrio 3 de Mayo, zona Luque-Areguá, los vecinos comenzaron a preparar el altar con collares de chipa y en forma de cruz como ofrenda.

En el patio de la parroquia en un tatakua gigante ya humeaba la leña aguardando las asaderas de sopa y se alistaban las enormes cacerolas para preparar la suculenta tallarinada para al menos 1.000 comensales, según las previsiones.

Doña Alice Burgos, una de las coordinadoras de la actividad, comentó que la tradición de celebrar el Día de la Cruz en la comunidad es antiquísima y siempre cuenta con la buena predisposición de jóvenes y antiguas cocineras que van sumando su ayuda para concretarla.

La familia Antar, en zona del Hospital de Traumas, también hace varias décadas agradece a la cruz con similar homenaje. Como cada año, ayer volvieron a montar el altar natural de ka’avove’i y palma decorados con chipa y maní.

En Fernando de la Mora, zona Sur, la familia del señor Marcial García también hizo lo propio e invitó a los vecinos a compartir oraciones junto al oratorio ornamentado con chipas. Ellos mantienen esta tradición desde 1928, cuenta don Marcial.

En Paraguay, la tradición se originó con los jesuitas y franciscanos, que impusieron sus cultos y costumbres a los indígenas, en épocas de Gaspar Rodríguez de Francia. Luego de que Francia ordenara el cierre de los templos y conventos, los españoles se vieron obligados a vivir su calvario de Semana Santa en sus casas. Pero con el tiempo, y como no existía una fecha en el calendario litúrgico para adorar a la cruz, decidieron que se recordara cada 3 de mayo.

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