Los procesos económicos y sociales, las relaciones instituciones y la vida misma entre los ciudadanos y los gobernantes se consolidan cuando hay madurez y eficiencia en la administración pública.
La transformación de la sociedad ovetense y la caaguaceña en general pasa por la sinergia entre los sectores públicos y privados, por esa mano comprometida de la sociedad privada y mucho por la honestidad de quienes manejan dinero público. En tanto, la consolidación del espacio de libertad, de la eficiencia de la democracia y de una cultura más descentralizadora, tiene igualmente una misma responsabilidad compartida.
Sabemos que hasta el presente está costando llegar a la eficiencia en varios distritos de Caaguazú. Los diversos gobiernos comunales que se sucedieron encontraron varios obstáculos para enfrentar contextos complejos, inciertos en otros casos y a veces incoherentes. Aunque en gran porcentaje la culpa estuvo en la ineficiencia y la corrupción de los intendentes y los concejales, que se convirtieron en cómplices.
Nos guste o no debemos aceptar que buen porcentaje de esa dificultad para avanzar hacia la eficiencia radica en la falta de comprensión y respeto de las cosas públicas. Y esta es una de las preocupaciones que debemos resolver, entre todos, lo más pronto posible. Estas nuevas elecciones que se vienen son nuevas oportunidades para reivindicar la política y hacer eficiente el manejo de los bienes de todos.
En este sentido, una nueva relación de convivencia debemos ir construyendo en Oviedo y todo Caaguazú y ella es la relación de responsabilidades entre los gobiernos locales, los actores de la sociedad civil y del sector privado, dando pie a las redes de política como una forma de reconocer que las políticas públicas emergen de la interacción entre actores públicos y privados.