La donación de órganos es un gesto de amor y, sobre todo, un “acto gratuito de solidaridad”, según lo manifestó en su momento el Papa Francisco, quien sostiene que donar significa “mirar e ir más allá de uno mismo”.

En los últimos días, mucho se viene hablando y debatiendo sobre la donación de órganos, teniendo en cuenta el caso de Milan, un niño que actualmente se encuentra conectado a un corazón artificial y requiere con urgencia de un donante.

Tan solo durante esta Semana Santa, dos familias rechazaron la posibilidad de donar el corazón de sus respectivos pacientes, negándole así una valiosa oportunidad a este pequeño que anhela seguir viviendo.

Tiempo atrás, el Papa Francisco se había expresado sobre la importancia de donar órganos y aseguró que se trata de un acto “para salvar otras vidas humanas, para preservar, recuperar y mejorar la salud de muchas personas enfermas que no tienen otra alternativa”.

“Donar significa mirar e ir más allá de uno mismo, más allá de las necesidades individuales y abrirse generosamente a un bien más amplio. En esta perspectiva, la donación de órganos no es sólo un acto de responsabilidad social, sino también una expresión de la fraternidad universal que une a todos los hombres y mujeres”, afirmó.

De igual manera, el Sumo Pontífice también señaló que se trata de “un acto gratuito” que debe ser promovido en todos los ámbitos, instando a los católicos a tomar esta decisión de forma generosa. “De nuestra propia muerte y de nuestro don puede surgir la vida y la salud de los demás, enfermos y sufrientes”.

Destacó la solidaridad y el acto de generosidad que supone la donación de órganos, que ayuda a entender que “la vida es algo sagrado”, enfatizando que, a pesar de los avances de muchos tratamientos médicos, la necesidad de órganos sigue siendo grande.

La postura de la Iglesia sobre este tema está expresada a través del mismo Catecismo de la Iglesia Católica, que en su artículo 2296 refiere que la donación de órganos después de la muerte “es un acto noble y meritorio que debe ser fomentado como una manifestación de solidaridad generosa”.

Así también, ya se había puesta de manifiesto por el Papa Juan Pablo II en su Encíclica Evangelium vitae, donde refiere que “entre los gestos que contribuyen a fomentar una auténtica cultura de la vida, la donación de órganos en formas éticamente aceptables merece un aprecio especial”.

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