José Insfrán, presunto narcopastor, llegó hasta el Palacio de Justicia con una fuerte custodia de agentes de la Senad, con chaleco antibalas y casco, para su audiencia de imposición de medidas. A los periodistas presentes les dijo que era inocente, que todo forma parte de una campaña orquestada por el actual ministro de Deportes, César “Tigre” Ramírez y que el objetivo era quitarle el templo que su iglesia tiene en Curuguaty.

Mostrándose bastante delirante, aseguró que tiene línea directa con Dios y que luego de conversar con Él “decidimos entregarnos”.

“Hace 15 días, Dios me dijo vamos a presentarnos; no me dijo andá presentáte; vamos a presentarnos; por eso vine. Yo soy inocente”, aseguró.

En cuanto a la investigación en su contra por lavado de dinero, señaló que, no existe tal cosa y que, le advirtió al fiscal de la causa que no tendrá forma de sustentar su acusación.

“Acá no hay droga, acá es el templo de Curuguaty. En la iglesia nunca se puede lavar dinero. Esto es todo montado. La iglesia está compuesta por 5.000 personas, donde cada una realiza su aporte solidario, en base a lo cual se asumen compromisos. La única garantía en mi vida es Jesús”, añadió Insfrán.

La sospecha de la Fiscalía es que Insfrán utilizó la iglesia Centro de Avivamiento para el lavado de dinero obtenido por el clan familiar, tomando en cuenta que no tenía otra profesión ni fuente de ingresos que justifiquen las millonarias sumas amasadas.

La iglesia ubicada en Curuguaty está a cargo de la Secretaría Nacional de Bienes Incautados y Comisados (Senabico), además de otras valuadas en conjunto en 30 millones de dólares.

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