Cuatro casos lamentables de feminicidio se registraron en los días santos. En Villa Elisa, un hombre con orden de alejamiento irrumpió a los tiros en casa de su ex pareja y mató a su hijastra.

Ayer encontraron el cuerpo de Mirta Isabel Cabrera (35), luego de tres días de la denuncia de su desaparición. Buzos de la Armada lo rescataron del río Monday, a un kilómetro del puente que une Presidente Franco con Los Cedrales, de donde la habían tirado el Viernes Santo, alrededor de las 20:00; estaba flotando entre camalotes. Quedaron huérfanos un bebé de 9 meses y una niña de 10 años. El autor confeso de su muerte, su pareja César Ramón Benítez, le aplicó cinco puñaladas. La fiscala Carolina Rosa Gadea lo imputó por feminicidio. Otras dos personas que ayudaron para deshacerse del cuerpo, un tal Carlos y otro llamado Fermín Reyes Gómez, del grupo de guardia de seguridad ciudadana, al que pertenece el autor, están prófugos y con orden de captura.

También Francisca Brizuela Guerrero (50), quien residía en el barrio San Isidro de Santa Rosa, Misiones, fue asesinada de diez puñaladas, a manos de su pareja Mauro Romero Castro (56). Las heridas fueron principalmente en el tórax, brazos y cara. El crimen ocurrió alrededor de las 20:30, del Domingo de Pascua. La hermana de la fallecida expresó que esta era víctima de violencia familiar, solo que nunca hizo denuncia. El hombre fue reducido por los vecinos y luego entregado a la policía.

Ese mismo día de Resurrección, siendo alrededor de las 18:00, Silvestre Ledesma Ortiz (63) segó la vida de una adolescente de 17 años, con un disparo de arma de fuego en la cabeza; la joven, Alejandra Belén Vera, era la hija de su ex pareja, de quien tenía orden de alejamiento. El crimen ocurrió en una vivienda del barrio Villa Bonita de la ciudad de Villa Elisa, Departamento Central, y quedó registrado por cámaras de seguridad de la casa.

En la localidad de Katueté, distrito del Departamento de Canindeyú, Rosane Sperber Mendes (51), de nacionalidad brasileña, fue asesinada de varios disparos y el principal sospechoso es su pareja, Pedro Mendes (55). Ocurrió el Sábado Santo, minutos antes de medianoche.

ALARMANTE. La Semana Santa fue particularmente trágica; el Sistema de Emergencias 911, de la Policía Nacional, atendió 572 denuncias de violencia familiar entre el Jueves Santo y el Domingo de Pascua, números que en promedio dan más de 140 denuncias por día, en una época que debería ser de espiritualidad y encuentro familiar. Estas son cifras que deberían llamarnos a reflexión a las autoridades y la ciudadanía en general.

La cifra
572 denuncias por violencia familiar reportó entre el Jueves Santo y Domingo de Pascua la Policía Nacional.

“Se debe declarar emergencia para atender la salud mental”
Luego de una Semana Santa con elevados números de violencia, llegando incluso a extremos –feminicidio–, una experta considera que es urgente trabajar el punto central: la salud mental.

“El punto central es la falta de atención al tema de salud mental. Las personas están ante diversos escenarios, como picos de estrés, presión diaria, que va generando poca tolerancia dentro de los miembros, sobre todo en adultos”, explica Celeste Rodríguez, trabajadora social, especialista en Derecho de familia.

La profesional apunta un ejemplo claro de eso, y es que “ante algún comentario mínimo, hay una reacción exacerbada por parte de uno de los cónyuges y luego va subiendo de tono” y recuerda que la violencia comienza con las palabras y no con golpes precisamente.

La violencia es una pandemia hace bastante tiempo, explica Rodríguez, pero afirma que lo nuevo y más urgente de tratar es “la invisible pandemia”, justamente la salud mental.

Rodríguez sostiene que mientras no se priorice la atención a víctimas y a victimarios, “los casos seguro que irán en aumento”.

“Se debe declarar emergencia nacional ante la necesidad de atender a personas con problemas de salud mental. Cada día se evidencian más hechos de violencia y no se trata solo de mujeres, también existen hombres violentados, familias enteras expuestas”, cita.

Para evitar que pasen más casos lamentables, aconseja que ante la falencia en la rápida acción, se debe reforzar la atención a las denuncias y la rápida coordinación de las instituciones encargadas de velar por la integridad de las personas.

CULTURAL. Por su parte, la sicóloga Lourdes Ostertag habla de un tema cultural que hace falta cambiar.

Explica que los feminicidios van más allá no solo de “una mala conducta”, sino que responden a una cuestión estructural y cultural, que es el patriarcado, un sistema establecido que “enseña que el hombre es superior a la mujer, que está por encima de la mujer, que es el hombre el que manda”.

Apunta a la necesidad de la educación sexual integral, controversial para muchos, pero que va a ayudar a reducir los índices de violencia.

«Falta de atención al tema de salud mental. Las personas están con estrés, presión, que genera poca tolerancia». Celeste Rodríguez, trabajadora social.

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