El viceministro de Tecnologías de la Información y Comunicación del MITIC, Miguel Martin, presentó su renuncia al cargo este viernes. Su salida se da días después de que el presidente Mario Abdo Benítez haya decidido remover a Alejandro Peralta Vierci de la titularidad de dicha institución.
A través de su cuenta de Twitter, Miguel Martin oficializó su dimisión del cargo que ocupaba en el Ministerio de Tecnologías de la Información y la Comunicación (MITIC).
“Hoy presenté mi renuncia al ministro Juan Manuel Brunetti a quien considero llevará de la mejor manera la responsabilidad de la #TransformacionDigital del país. Le deseo éxitos en su gestión”, reza el posteo original.
De igual manera, el ahora ex viceministro dijo estar agradecido con el equipo del Viceministerio de Tecnología que tuvo a su cargo dirigir desde el inicio del actual gobierno, afirmando que allí existe “gente profesional e idónea”.
De momento, se desconocen los motivos por los cuales Martin tomó la determinación de abandonar el cargo en la citada cartera de Estado.
Esta renuncia se da a poco más de una semana de que el presidente de la República, Mario Abdo Benítez, haya anunciado la remoción de Alejandro Peralta Vierci del MITIC para poner en su reemplazo al exprecandidato a la intendencia de Asunción, Juan Manuel Brunetti.
Cabe recordar que Miguel Martin se encontró envuelto en diversas polémicas mientras ocupó el cargo de viceministro de Tecnologías de la Información y Comunicación. Una de las más recordadas tiene que ver con el proyecto de “Agenda Digital” impulsado por el MITIC y que debía recibir un monto de USD 130 millones por parte del BID, pese a las múltiples dudas y cuestionamientos que surgieron sobre su planificación. Así también, se destaca la ubicación de algunos funcionarios “leales” en puestos claves dentro de la cartera de Estado, con sueldos millonarios
Otro caso recordado es el de las llamadas “charlas de oro”, donde Martin había favorecido a docentes de la universidad privada perteneciente a su familia (UAA) con charlas y capacitaciones de manera directa, sin una licitación previa, y a precios exorbitantes que superan los G. 5 millones por hora.
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