Los comienzos de la historia del Distrito de Nueva Londres, ubicad en el departamento de Caaguazú,   no tenemos que buscarlos en el Paraguay, ni siquiera en América del Sur, sino en la lejana Australia en la última década del siglo diecinueve.  Eran tiempos de mucho conflicto social a causa de los graves problemas económicos, no solamente en Australia, sino también en muchas partes del mundo, especialmente en los países afectados por la revolución industrial. 

 

 

En la última década de siglo XIX en la Colonia Británica de Australia un grupo de obreros, profesionales e intelectuales, muy desilusionados por las injusticias a que fueron sometidos por la sociedad capitalista reinante a causa de sus ideales socialistas, comenzó a examinar la posibilidad de abandonar el país de Australia y de buscar un lugar donde pudieran vivir en paz sus ideales de libertad, igualdad y fraternidad sin la intervención de patrones, propietarios y capitalistas.

 

Su idea era la de establecer una sociedad de hermandad y de igualdad total, donde todos trabajarían para todos, y donde cada uno recibiría según su necesidad y no solamente según su productividad.  En ese sentido, un padre de familia con seis hijos recibiría substancialmente más en la repartición de las ganancias que el soltero que trabajaba a su lado haciendo el mismo trabajo.

 

Se estableció la igualdad absoluta de derechos entre hombres y mujeres, y en las reuniones, las mujeres de mayoría de edad gozaban del derecho de voto igual que los varones, algo totalmente desconocido en aquella época. El líder y fundador del grupo era William Lane, un periodista inglés y una de las figuras principales en el movimiento obrero australiano.

 

 

“La Asociación Cooperativa de Colonización Nueva Australia” e inició un fondo común con el compromiso de parte de cada familia o varón soltero de entregar la totalidad de su capital si llegaran a la emigración. Cuando en mayo de 1891 doce de sus compañeros fueron condenados a tres años de cárcel por haber repartido sus volantes durante una protesta, se afirmaron más todavía en ese propósito.

 

Así que la Asociación envió a tres de sus miembros a América del Sur con el propósito de tomar contacto con diferentes gobiernos y ver la posibilidad de poner en marcha su proyecto.  Los enviados fueron Alfred Walker, Charles Leck y William Saunders.  Leck y Saunders visitaron varios lugares que el gobierno argentino les ofreció en la Patagonia, pero ninguno de ellos fue considerado adecuado.

 

Mientras tanto Alfred Walker tuvo contacto por carta con el Gobierno del Paraguay en noviembre de 1892 y fue invitado cordialmente a visitar el país para conocerlo. Embarcó enseguida para Asunción, y fue alcanzado por los otros enviados poco después.

 

 

En ese tiempo El Paraguay estaba emergiendo gradualmente de la parálisis de la derrota y de la ocupación militar después de guerra grande.  Una de sus grandes necesidades era gente para trabajar en el campo y repoblar el país.

 

En 1881 se había aprobado una ley autorizando al gobierno a formar colonias estatales y a ceder campo fiscal para la formación de colonias privadas.  Así que el gobierno estaba dispuesto a colaborar al máximo con los enviados de la Asociación Nueva Australia, y les ofreció una extensión 75.000hs de tierra sobre el Rió Tebicuary para el proyecto.

 

Los enviados fueron a inspeccionar el lugar y volvieron a Asunción muy satisfechos con lo que encontraron.  Firmaron un acuerdo con el Gobierno del Paraguay e informaron por telégrafo a la Asociación en Australia sobre el progreso logrado.

 

 

En ese momento la Asociación tenía inscriptos a más de 600 miembros, y muy animados por la noticia que recibieron del Paraguay, los líderes solicitaron a los enviados que procuraran obtener más tierras.  Para el gobierno paraguayo nada era demasiado problema para acomodarlos.  Ofreció otra extensión de tierra de unas 56.000hs contigua a la primera y situada entre los pueblos de San José de los Arroyos y Ajos (Coronel Oviedo).  Esta era una propiedad privada no explotada que el gobierno había adquirido de su dueño – un millonario residente en Montevideo.

 

El acuerdo final entre el Gobierno Paraguayo y los representantes de la Asociación Nueva Australia se firmó el 4 de marzo de 1893.  Según los términos del mismo, el Gobierno paraguayo entregaría a la Asociación un total de 100 leguas cuadradas, (188.000hs) no ocupadas,  libres de todo gasto y con una exención de impuestos por 10 años.  Por su parte la Asociación de Nueva Australia se comprometió de traer 1200 familias en el período de seis años.

 

La mitad de la propiedad, 50 leguas cuadradas, sería entregada inmediatamente y el restante después del asentamiento de 600 familias.  Los representantes de la asociación comunicaron al Gobierno su decisión de aceptar la parte norteña de la propiedad para la entrega inmediata – lo que constituye hoy en gran parte el distrito de Nueva Londres.

 

 

Cuando la noticia del acuerdo final entre el gobierno paraguayo y la asociación llegó a Australia, los preparativos para el viaje del primer grupo comenzaron enseguida. En ese momento la asociación tenía inscritos unos mil jefes de familia y hombres y mujeres solteros, pero esparcidos por toda la geografía inmensa de Australia.

 

La tarea de elegir y reunir al primer grupo de 220 – 250 personas no fue fácil.  Primeramente todos ellos tenían que vender sus propiedades y pertenencias y viajar hasta el puerto de Sydney de donde partirían.  La idea original, al recibir la noticia del acuerdo, era que el primer grupo partiría el 1 de mayo, día del obrero. Con todo, en la mañana del domingo 16 de julio de 1893, entre hurras y lágrimas, The Royar Tar se hizo de vela y zarpó del puerto de Sydney con destino a Montevideo – un viaje de 14.240 Km y sin escala.  Llevaba a bordo unos 250 pasajeros.

 

 

Aparte del frío intenso de los mares del atlántico sur y la dificultad de navegar por varios días en medio de una flotilla de témpanos cerca del Cabo de Hornos, el viaje se realizó sin mayores problemas, y en la noche del 11 de septiembre el Royal Tar llegó frente a la ciudad de Montevideo.  La travestía había durado 57 días, – ocho semanas y un día.

 

En aquel tiempo Montevideo no tenía ni puerto ni muelle, así que los pasajeros no podían hacer lo que todos querían – pisar tierra firme.  Al día siguiente, el líder de la expedición, William Lane  y el tesorero John Sibbald desembarcaron con la esperanza de encontrarse con los enviados, pero Alfred Walker había ido a Buenos Aires, y Charles Leck se había quedado en el Paraguay con la misión de comprar carretas y bueyes.  En Montevideo, Lane y Sibbald visitaron al Cónsul paraguayo, el Dr. Alonso Criado, y fletaron un buque vapor de río, el “Río Paraná”.

 

Al día siguiente el Cónsul visitó a todos los pasajeros a bordo del Royal Tar para darles la bienvenida a América en nombre del gobierno paraguayo.  Permanecieron cuatro días en Montevideo, pero pocos de ellos visitaron la ciudad. Al amanecer del viernes el “Río Paraná” atracó al lado del Royal Tar y se hizo el trasbordo de todo el equipaje.

 

 

Al anochecer el buque se alejó de la nave e inició el viaje por el Río Paraná hacia el Paraguay.  Cada día hacía escala para abastecerse de carne y de víveres.  El día jueves llegaron a la confluencia del Río Tebicuary con el Río Paraguay.

 

En ese tiempo el nivel del Río Paraguay estaba muy bajo a causa de una sequía – demasiado bajo para el buque “Rió Paraná” –  así que tuvieron que hacer otro trasbordo a un buque mucho más pequeño, el “Pólux”.

 

Había muy poco espacio a bordo y tuvieron que viajar muy incómodamente, todos parados y encimados.  Y el viernes 22 de septiembre a las diez de la mañana entraron en la bahía de Asunción.  Hubo toda una delegación encabezada por el Presidente de la República el Dr. Juan González, para recibirlos.

 

 

El Gobierno proporcionó un tren especial para llevarlos, llegando a Villarrica a las 02:00 de la madrugada.  Después de un tiempo de descanso salieron de Villarrica con un guía con destino a “un lugar llamado Espinillo”.

 

 

Cada uno de ellos llevaba a hombro su equipaje personal incluyendo carpas, frazadas, palas, hachas y otras herramientas – bastante pesado por cierto.  Y sintieron ese peso al cruzar el estero de Tuyu Pucu.  A la tarde instalaron sus carpas al borde del arroyo Espinillo.

 

Durante los dos días siguientes recorrieron la propiedad hacia el sur y el oeste en busca de un lugar apto para el asentamiento del grupo. Optaron por un lugar que es difícil de determinar hoy en día porque nadie hace referencia a él por nombre, pero seguramente no estaba lejos de la ruta actual, porque sabemos que distaba unos ocho Km. de lo que es hoy Nueva Londres.  Es casi seguro que el lugar estaba situado en lo que hoy es la estancia Tacuruty, que en aquel tiempo pertenecía a la colonia, o tal vez en la propiedad de Don Valentín Oliva: pero del lugar exacto no hay constancia.

 

 

Mientras tanto, los demás inmigrantes estaban haciendo el viaje de Asunción a Villarrica en tren por grupos el sábado, domingo y lunes. Mientras tanto, el lunes a las dos de la tarde, veinte carretas, de tres o cuatro yuntas, partieron de Villarrica con el primer grupo de familias.  Al  anochecer cruzaron el río Tebicuary.  Al día siguiente partieron temprano para cruzar el estero de Tuyu Pucu.  Al anochecer se encontraron a la entrada de Espinillo y faltaban pocos kilómetros para llegar, pero los boyeros paraguayos no querían pasar por el monte denso de Espinillo por miedo a los pumas y jaguaretés: además, el camino era feo y muy estrecho.

 

Así que pasaron la segunda noche allí.  El miércoles por la mañana las veinte carretas pasaron por el monte de Espinillo y llegaron al lugar del asentamiento a las 10:00 horas. El grupo de solteros había preparado un galpón abierto y otras dependencias – cocina y baños – para recibirlos.  Esa noche volvió el grupo con la buena noticia de haber encontrado el nuevo sitio.

 

 

En la mañana del jueves 28 de septiembre las carretas se pusieron en marcha otra vez, con su carga preciosa de niños, mujeres y equipaje.  Los hombres iban a pie.  Y poco antes del mediodía llegaron al lugar que los paraguayos llamaban el Puesto de las Ovejas.  El largo viaje de once semanas había llegado a su fin. Allí establecieron el asentamiento de Nueva Australia – lo que hoy es el pueblo de Nueva Londres.

 

 

El día 11 de octubre fue fijado como el día para la ceremonia oficial de inauguración de la Colonia Nueva Australia.  Las mujeres hicieron maravillas con los pocos recursos que tenían para preparar la fiesta.  El día amaneció con un sol brillante, y poco después del desayuno, el son de corneta a la distancia anunció la llegada de la delegación oficial, compuesta del Sr. Ministro de Colonización, el Dr. Venancio López, el Secretario del Presidente de la República, el Juez de Ajos y un oficial y cuatro soldados de la guardia presidencial, todos acompañados de una tropa de caballería.

 

El Dr. López y el Sr. William Lane izaron juntos el pabellón nacional, después del cual el Dr. López habló en nombre del Gobierno del Paraguay, dando la bienvenida oficial a los inmigrantes y asegurándoles que la bandera que flameaba encima de ellos siempre sería su protección.  El Sr. Lane, quien fue nombrado Intendente de la Colonia, respondió agradeciendo al gobierno y al pueblo paraguayo por todo el apoyo que habían dado.  Los soldados descargaron sus rifles en el aire y siguió la fiesta. Más tarde fundaron asentamientos en Capillita (que llamaron “Los Amigos”), en La Novia y en Tuyu Rugua.

 

 

El distrito Nueva Londres,  actualmente cuenta con alrededor de 4 mil habitantes ubicadas en la parte urbana como en las 17 compañías, que se dedican a la agricultura y la ganadería. A la altura del kilómetros 123 de la Ruta Nro. 2, Mariscal Estigarribia, viniendo de Asunción, cuenta con un desvió a la mano izquierda, distante unos 9 kilómetros el casco urbano de la ciudad.

Historia extraída del portal Nueva Londres.