Foto. Dr. Daniel Vera Báez

Hoy quiero compartir y a la vez sacar lecciones para nuestro país, de la mayor tragedia de la marina Francesa  de todos los tiempos ocurrida en  julio de 1816: El naufragio de la fragata La Medusa.

Por arreglos políticos el país de Senegal es restituido a Francia de parte de Inglaterra en 1816. Francia decide mandar su fragata más imponente, la más grande y bella que tenía “La Medusa”. Quería impactar al continente africano con su demostración de poderío. Solo que eligieron como comandante a un viejo marino, incompetente y alcohólico. También la mayor parte de sus oficiales eran políticos y pocos eran los hombres que tenían experiencia de mar.

En esa fragata iban los mejores mobiliarios, las mejores ropas, los mejores carruajes de la época. Fueron elegidos los políticos y militares según conveniencia de los gobernantes de turno para asumir como autoridad en Senegal. También estaban los marineros comunes, gente de varias profesiones, familias, en síntesis estaba el pueblo.

Por torpeza y testarudez del comandante,que fue advertido por marineros experimentados en cuanto a un lugar que debían evitar, La Medusa naufraga en las costas deMauritania. El comandante junto con los políticos abandonaron el barco en forma segura,  llevando consigo las riquezas y los honores de haber hecho todo lo posible por salvar a la tripulación.

El resto de la tripulación del barco pudo hacer una balsa improvisada de madera, en la cual subieron más de 150 personas. Luego de unas semanas, los náufragos comienzan a perecer por la tempestad, los motines salvajes y el hambre. Pero lo que más impactó fue el canibalismo que se dio en la balsa improvisada del pueblo.  Sólo quedaron 15 sobrevivientes allí. El cuadro pintado por Géricault describe éste horror.

Esta historia últimamente tiene mucha similitud con la forma de gobernar en nuestro país. Cuando las malas decisiones ocasionan naufragios, los dirigentes de turno siempre abandonan el barco en forma segura y con las riquezas. Si a un Ministro o jefe de alguna entidad del estado se le encuentra saboteando(robando) solo se le pide que en el siguiente puerto se baje con toda la riqueza que pudo juntar del pueblo. Las malas decisiones tomadas por el comandante por su terquedad o torpeza son pagadas por el pueblo, nunca por sus propios bienes.

La balsa del pueblo, está sobrecargada de gente desesperada, a la deriva, llevada por cualquier tempestad que aparezca. Lo peor de todo es que vemos como a nuestro enemigo,  a nuestra propia gente.La falta de educación y el robo a diario de las esperanzas son ocasionadas por personas que se hacen llamar dirigentes, pero que  ignoran el significado de esa palabra; pues no dirigen a la gente hacia un puerto seguro, ya que muchos de ellos son marineros improvisados. Todos ellos nos llevan a perder de vista nuestro mayor objetivo: que todos tenemos derecho a vivir en un país seguro, confiable, democrático y con justicia.

Debemos apostar por el esfuerzo y no por los privilegios. Ya es tiempo que lleguemos a tierra firme.