Las personas con VIH tienen de 4 a 8 veces más riesgos de sufrir complicaciones pulmonares, requerir hospitalización y fallecer a causa de la influenza. Además, tienen una mayor probabilidad de desarrollar cuadros severos por COVID-19, por lo que desde el PRONASIDA se insta a recibir ambas dosis en forma anual.

La vacunación antigripal y antiCOVID-19 es de suma importancia debido a que las personas que viven con VIH presentan mayor vulnerabilidad a desarrollar complicaciones graves por ambas infecciones respiratorias, sobre todo en aquellas personas con recuento de linfocitos T CD4 <200 células/mm3. Es importante que este grupo de riesgo reciba ambas vacunas en forma anual.

La Dra. Elena Candia, directora del Programa Nacional de Control del VIH/Sida e ITS (PRONASIDA), explicó que la influenza se asocia a cuadros severos, no solo limitados al tracto respiratorio, sino que aumenta 8 veces el riesgo de accidentes cerebrovasculares, 10 veces el riesgo de infarto agudo de miocardio, incrementa 8 veces el riesgo de neumonía y se acompaña, además, de un incremento de la glicemia y pérdida de autonomía en 23 % de los pacientes.

Las personas que viven con VIH tienen 4 a 8 veces mayor riesgo de presentar infección del tracto respiratorio inferior por influenza, requerir una mayor duración de hospitalización y una mayor probabilidad de coinfección neumocócica, así como las tasas de mortalidad más altas.

En el marco de la campaña de vacunación invierno 2024, todos los martes de abril el servicio de consejería del PRONASIDA ofrecerá la aplicación de las vacunas contra la influenza, COVID-19 y hepatitis B en el edificio del Laboratorio Central, primer piso, ubicado sobre la avenida Venezuela, al lado del IMT.

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