Los restos de diez insignes paraguayos que descansaban en el Panteón de los Héroes fueron trasladados ayer al Ministerio de Defensa, donde se creía que iban a ser recibidos con honores. Sin embargo, fueron “tirados” en un rincón del museo. Urnas de niños de Acosta Ñu y el Dr. Eusebio Ayala quedaron en el suelo.

La arquitecta Ana Butlerov, del Ministerio de Obras Públicas (MOPC), detalló que por seguridad, respeto a los restos mortales de los diez héroes nacionales y debido a las intensas obras de restauración del Oratorio de la Virgen de la Asunción y Panteón Nacional, se procedió al traslado a un mejor sitio para su resguardo.

Cada urna contenía los restos del primer presidente Carlos Antonio López, Mcal. Francisco Solano López, capitán Antonio Tomás Yegros, Mcal. José Félix Estigarribia, El Soldado desconocido, Gral. José Eduvigis Díaz, Dr. Eusebio Ayala, Emiliano R. Fernández y los Niños mártires de Acosta Ñu. En ataúd fue llevado el Gral. Bernardino Caballero. Todos transportados en medio de un solemne respeto.

Se previó la caravana de cuatro vehículos fúnebres y una fuerte escolta militar acompañó la comitiva a lo largo del trayecto. La Policía Municipal de Tránsito (PMT) fue abriendo paso para que los héroes no fueran perturbados en las esquinas con semáforos. Ya en el local del Ministerio de Defensa el panorama cambió.

No hubo actos especiales de bienvenida, honores militares ni la entonación de marchas patrióticas durante la entrada de los héroes de la patria al Museo Militar. Los actos de esta naturaleza, como el traslado de restos de los ilustres compatriotas, se deberían realizar con mayor solemnidad y deferencia.

Para sorpresa del equipo periodístico la “mudanza” de los restos mortales se hizo de la forma más improvisada. En un ambiente de total falta de seriedad y respeto hacia quienes se destacaron y honraron al Paraguay.

Los militares bajaban las urnas en el piso, como si fueran cajas de utensilios, para tomarse fotos con ella o descansar porque, según comentaban entre risas y chistes, eran muy pesadas. En varias ocasiones las mismas casi volcaron. En el museo no se previó un lugar especial para colocarlas, sino fueron derivadas a una esquina. Las urnas de los Niños de Acosta Ñu y del Dr. Eusebio Ayala incluso fueron a parar al piso.

Fuente ABC color.