Las Naciones Unidas instauró el 2 de abril como Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, una fecha para visualizar a las personas con trastorno del espectro autista (TEA) y sus familias, además de promover sus derechos. Según datos estadísticos, a nivel mundial, 1 de cada 150 niños es autista. En Paraguay aún no hay registros estadísticos sobre esta patología.

Para saber más sobre el tema, la fonoaudióloga y neuropsicóloga infantil, Elke Terstiege, explica que el autismo forma parte de uno de los trastornos del neurodesarrollo, por lo tanto, se manifiesta en los primeros años de vida, aproximadamente antes del año y medio. Afecta a las habilidades para la socialización, la interacción social recíproca y también se pueden ver la aparición de movimientos repetitivos o estereotipados.

Las 5 señales más importantes que nos pueden hacer pensar en el autismo son:

1. No se orienta hacia la voz de las personas: Por naturaleza, el ser humano es un ser social. En un desarrollo esperado, desde los primeros meses de vida, el bebé prioriza de manera innata y espontánea la atención hacia las voces de las personas ante otros sonidos; por lo cual, es esperado, por ejemplo, que si el bebé está mamando, deje de hacerlo por unos instantes cuando escucha la voz de su papá al llegar a casa; o si es un niño más grande, que deje lo que está haciendo para mirar quién habla.

2. No responde o demora en responder ante el llamado de su nombre: Entre los 3 y 4 meses de vida, un bebé gira la cabeza cuando escucha que alguien lo llama por su nombre; muchas veces, los niños con TEA pueden ignorar al llamado de su nombre y esta suele ser una de las señales.

3. No señala con el dedo: Antes de que un niño hable, empieza a comunicarse de diferentes maneras; aproximadamente entre los 6 y 9 meses, se da cuenta de que apuntando con el dedito puede “pedir” lo que desea, entonces empieza a señalar con su dedo la leche, el juguete, a su mamá, etc. A esto le llamamos “gesto protoimperativo” y es muy importante que esté presente en el desarrollo del niño/a. Muchos niños con TEA, al presentar dificultades en la comunicación, tienen ausencia de este gesto para pedir y lo sustituyen por el “uso instrumental”; agarran de la mano al adulto y lo llevan hasta el objeto deseado.

4. No imita o necesita mucha ayuda para hacerlo: La imitación es otra de las habilidades claves en el neurodesarrollo; inicia entre los 6 y 8 meses y se manifiesta normalmente en interacciones a través de canciones, así como también en gestos sociales como “hola”, “chau”, besos, etc. También se puede ver reflejado en formas de jugar, de manipular los juguetes y en la producción de sonidos.

La imitación requiere de muchas habilidades previas que tienen que ver, sobre todo, con la atención conjunta, la interacción y la intención comunicativa. En muchos casos, los niños con TEA pueden presentar dificultades para lograr estas habilidades.

5. No usa o utiliza muy pocas palabras para comunicarse: Muchas veces, se ignora todo lo anterior y este suele ser el motivo más frecuente de preocupación. Sabemos que, en un desarrollo esperado, un bebé comienza a hablar alrededor de los 12 meses de edad; posteriormente, a los 24 meses logran decir 50 palabras y ya puede hablar en frases, hacer y responder preguntas.

Sabemos que cada niño es diferente, pero existen estos parámetros que nos ayudan a identificar que algo no está ocurriendo como debería. Ahí es cuando se acude a consulta y es importante saber que no todos los niños que tardan en hablar son autistas, pero sí es cierto que muchos niños con TEA presentan a edades tempranas un atraso en el desarrollo de la comunicación, el lenguaje y el habla.

Existen muchos trastornos del neurodesarrollo que se pueden confundir con el autismo, por eso, es muy importante que el niño/a sea atendido por profesionales especialistas en TEA para que tanto el diagnóstico como el enfoque del tratamiento sean los adecuados.

Hasta el momento, el Centro Día Vivir Jugando es la única institución dentro del sector público que se encarga de atender específicamente la patología autista, con un abordaje basado en el desarrollo de talleres terapéuticos, de marzo a noviembre. El centro funciona desde el 2010, en Colón y Humaitá.

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