Devastador. El bullying es la primera causa de suicidio adolescente en el mundo, según la OMS. El autor deja una huella en la dignidad de los chicos que lo sufren.

El lunes inician oficialmente las clases en todas las instituciones del país y muchos padres sienten preocupación tras conocer la noticia del niño estadounidense que decidió quitarse la vida luego de sufrir bullying, una historia que conmocionó al mundo.

Drayke Hardman tenía tan solo 12 años. Durante los últimos meses había sufrido acoso escolar. No aguantó más y se quitó la vida. El dramático episodio ocurrió el pasado 14 de febrero en Utah, Estados Unidos.

Acoso escolar

La sicóloga clínica Natacha Golabek manifiesta su preocupación y llama a prevenir esta situación en las escuelas del país, ya que las tasas infantojuveniles de ansiedad, depresión y suicidio, pueden ser evitadas con una intervención oportuna de las partes involucradas, en el contexto escolar, familiar y social.

“El acoso escolar es cada vez más común y sucede de forma constante en todo el mundo. Se evidencia de forma repetitiva contra niños tímidos, indefensos, pequeños o con capacidades diferentes. Ciertamente corren más riesgo de ser acosados, que otros”, explica Golabek.

El comportamiento agresivo verbal o físico de un menor hacia otro en la escolaridad, es el más frecuente. También existen otros tipos de acosos recurrentes como el acoso social y el acoso cibernético.

“Excluir al otro en las actividades, cuando destruye la reputación de la víctima y la relación víctima-compañeros es un acoso social. En cuanto al cibernético, el menor es hostigado por redes sociales”, declara la profesional.

En el cyberbullying las imágenes y los mensajes pueden publicarse de forma anónima y llegar rápidamente a un gran número de personas. Natacha cuenta que el acoso, ocurre mayormente en la escuela. “Cuando el maestro está ausente, o nadie está observando, en el patio o recreo, incluso yendo y viniendo al colegio”, refiere.

Efectos del acoso

La detección del bullying es muy complicada ya que es muy frecuente que los niños lo oculten en el ambiente familiar y no pidan ayuda a nadie de su entorno. Por este motivo, solo son detectados los casos que no se pueden ocultar por la gravedad de las lesiones o de los síntomas. Para conseguirlo, los profesores o los padres deben tratar de reconocer una serie de indicadores y comportamientos que pueden llevar a la sospecha de un posible riesgo de maltrato o maltrato.

Bajo rendimiento escolar, sin razón aparente, alteraciones en el estado de ánimo, alteraciones del sueño, alteraciones en la alimentación, ansiedad, depresión infantil, aislamiento social, ideación suicida y el caso más extremo el suicidio, son algunos de los signos de alarma que presentan los niños o jóvenes acosados.

“En cuanto al acosador, los signos mayormente los aprende en el hogar o el mismo es falto de límites, con padres posiblemente ausentes en la educación de sus hijos o sumamente atareados en sus trabajos. De predisposición a la violencia en el agresor por motivos sicológicos y de personalidad, y un entorno familiar y social con antecedentes de violencia o de justificación hacia la misma. Los niños tienen problemas con la autoridad en el hogar, y a seguir reglas, ven la violencia de manera positiva o podrían estar teniendo dificultades en su propio contexto familiar”, cuenta la sicóloga.

Tratamientos

Para detener el acoso escolar es necesario actuar en diferentes niveles, que se resumen en acabar con la situación que genera el acoso y atender adecuadamente a la víctima. En este segundo aspecto, el tratamiento dependerá de cada caso y requerirá el estudio individual del paciente y un abordaje conjunto por parte de diferentes especialistas. La profesional también cita algunas pautas para que el entorno familiar pueda asistir a la víctima. “Hable con su hijo, pregunte sobre el día a día, qué le inquieta, si alguien lo molesta”, dice.

Enseñar las habilidades de afrontamiento. “Mirar al agresor a los ojos, a tomar distancia del acosador”, manifiesta.

Es importante instruir a los niños a comentar lo sucedido para buscar ayuda. Animar al niño a insertarse a otro grupo social, para hacer amigos. Los padres deben alertar a las autoridades escolares.

El colegio deberá hacer el seguimiento correspondiente, y avisar también a la otra parte lo que sucede”, agrega.

La intervención tiene que ser precoz y se debe mediar en todos los casos.

“Bajo ninguna situación dejar que sea normal un hostigamiento, incluso cuando inicia y parece indefenso”, recalca la profesional.

Según la estadística a nivel mundial de la Unesco en el estudio del 2020 se documentó que el bullying, es la forma de violencia más generalizada en la actualidad. Afecta a la población de uno cada tres niños o jóvenes. Se estima que alrededor del 30% de alumnos en el mundo fueron víctimas de acoso.

Importante

Las consecuencias afectan principalmente a la víctima, que puede tener fracaso escolar, niveles altos de ansiedad, fobia a ir a la escuela y cambios de personalidad, pasando a convertirse en una persona insegura, con baja autoestima. Si el acoso se intensifica, pueden desarrollarse síntomas de histeria o depresión. Al detectarse el bullying es de suma importancia acudir a un especialista. Lo ideal es actuar de forma coordinada en todos los niveles.

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