De 10 recomendados que incorporó Édgar Olmedo al Ministerio de Justicia apenas asumió el cargo, quiere saltar a 763 nuevas contrataciones, escudándose en la emergencia sanitaria y justificando en su mayoría con personal de blanco, envío solicitud de aprobación al Ministerio de Hacienda.
La primera gestión del ministro de Justicia, Édgar Olmedo, al asumir el cargo fue la incorporación de una decena de operadores políticos de Caaguazú, departamento donde está en fuerte campaña por la diputación.
Nuestro diario había denunciado en marzo pasado, que 22 días después de asumir el cargo, Olmedo estaba insistiendo al Ministerio de Hacienda el “contrato temporal” de sus seguidores al degradado Ministerio de Justicia, por el dominio que tienen los grupos delictivos, clanes de reos, como el clan Rotela a quien en Tacumbú lo consideran el verdadero ministro.
Con los chequeos en el portal de Transparencia y consultas que realizamos a Hacienda constatamos que efectivamente ya se encuentran colgados del Estado, los operadores del ministro Olmedo, aliado también de Mario Varela, ministro de Desarrollo Social y candidato a senador por el oficialismo. Ahí nos enteramos de otros pedidos para ingreso masivo durante la campaña electoral, bien enfocado en el departamento de ambos políticos.
Es así que, tras 4 meses en el puesto la voraz administración de Olmedo, quiere saltar de 10 recomendados a la contratación de 763 nuevos funcionarios, valiéndose de la emergencia sanitaria y justificando los masivos ingresos con personal de blanco.
Aparecen varias notas remitidas al Ministerio de Hacienda en una misma fecha (31 de mayo del 2022), solicitando la aprobación del Equipo Económico “de vacancias en el marco de la emergencia sanitaria para contratar mediante concurso de méritos simplificado para funcionarios”. Los pedidos se fragmentan de la siguiente manera: 136 personal de blanco más otros 627 entre agentes penitenciarios, educadores, número en el que también deslizaron el pedido de incorporación de administrativos.
Olmedo fundamentó las centenares de contrataciones porque hay “un gran aumento de personas privadas de su libertad por año”.
“El pedido ingresó recientemente, se están haciendo los análisis técnicos respectivos para que el Equipo Económico dé su parecer”, señalaron desde el gabinete del Ministerio de Hacienda. Mientras tanto la presión política para abrir la canilla de contratación acude a telefonazos a todos lados, pero la situación financiera no está favoreciendo.
En paralelo, también el proyecto iniciado por el diputado Arnaldo Samaniego de retornar un pago de subsidio generalizado no se está pudiendo concretar, debido a los continuos problemas de seguridad que afectan a las penitenciarías que parecieran estar más controladas por los presos que por las autoridades.
La intención de los sindicalistas es pagar subsidio bimestral de G. 1.700.000 a todo el funcionariado de las penitenciarías, utilizando de pantalla a los guardiacárceles que sí trabajan horario continuado de 24 horas. Este pedido no está pudiendo seguir su curso en el Senado y genera seguidilla de manifestaciones.
PRIMEROS PRIVILEGIADOS
Entre las primeras contrataciones que urgió Olmedo al Ministerio de Hacienda están Delia Gómez Román, Julio Rivas, Daisy Yohanna Martínez, Víctor Manuel Godoy, Nelson Rolando Barreto, Lorgio Patiño Pavón, Víctor Varela, todos operadores del equipo Varela–Olmedo en Caaguazú; actualmente privilegiados del Estado.
VICEMINISTRO PROMETIÓ CONTROL, PERO REOS LO RIDICULIZAN
El viceministro de política Criminal, Daniel Benítez Romero, que está en Justicia después de pasar por el Indi, había prometido en varias entrevistas que se ocupará del estricto monitoreo en las penitenciarías, sin embargo, resultó ser un leal más reubicado por Olmedo.
Benítez fue uno de los que organizaron un apresurado encuentro con la prensa al frente de la Penitenciaría de Tacumbú, cuando nuestro medio publicó una serie de investigaciones sobre el relajado control en este establecimiento.
Redes sociales están minadas de fotos y vídeos posteados por los reos desde distintos puntos de las cárceles, mostrando farras, consumo de alcohol, armas filosas, hasta drogas. En pesquisas que realizamos, también se observaron cómo entran y salen camiones, algunos con carrocerías completamente cerradas, pero que no quedan en el libro de control de acceso.
Benítez junto con autoridades penitenciarias habían anunciado un sumario para identificar responsabilidades, pero desde ese momento ya no contestan las llamadas y tras esa fugaz reunión de prensa terminaron escondidos de la situación.
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