Rocky, un perro que sobrevivió al maltrato en las calles de Limpio, encontró una segunda oportunidad gracias a la Dirección Nacional de Defensa, Salud y Bienestar Animal. Tras haber sido cruelmente agredido con agua caliente, fue rescatado y rehabilitado por la entidad. Ahora, en un emotivo giro del destino, Rocky disfruta de un hogar lleno de amor junto a su nuevo adoptante, Crispín Insaurralde, quien comparte cómo la vida de este pequeño can ha transformado también la suya.

Rocky, que un día vagaba por las calles de Limpio, se encontraba en una situación desesperada. Sin hogar y con hambre, su búsqueda de comida lo llevó a acercarse a una mujer que estaba vendiendo panchos en la calle. Con la esperanza de obtener algo de comida, el animal se acercó con la intención de conseguir algo de alimento. Sin embargo, su encuentro con la mujer no fue el esperado.

En lugar de recibir una muestra de compasión, Rocky enfrentó una crueldad inesperada. La mujer, en lugar de ofrecerle algo de comer, reaccionó con hostilidad y le arrojó agua caliente por la espalda. El dolor y el sufrimiento del pequeño animal eran evidentes, y la escena subrayaba la falta de comprensión y empatía que a menudo enfrentan los animales en situación de vulnerabilidad.

Al recibir el reporte sobre el estado del perro, la Dirección Nacional de Defensa, Salud y Bienestar Animal tomó acción inmediata. Los profesionales del organismo, comprometidos con la protección y el bienestar de los animales, rescataron a Rocky y lo llevaron a un centro especializado. Allí, Rocky recibió la atención médica necesaria para tratar sus quemaduras y cualquier otro problema de salud derivado de su vida en la calle.

Crispín Insaurralde, nuevo adoptante de Rocky, compartió la emotiva historia de cómo este pequeño can encontró un hogar lleno de amor y cuidado después de haber pasado por una situación de maltrato. «Rocky es el perrito más feliz y amoroso que pueda existir», comentó Insaurralde, describiendo al can como un compañero incondicional.

La historia de este can no empezó con tanta felicidad, pero gracias a su reciente adopción y al apoyo de la Dirección de Bienestar Animal para su rescate y rehabilitación, su vida dio un giro completo.

Insaurralde recordó cómo, tras mudarse a su nueva casa en agosto, él y su novia decidieron adoptar a otro perro para hacerle compañía a su primera mascota, quien sufría de ansiedad al quedarse sola. Fue entonces cuando la historia de Rocky, que había sido víctima de maltrato en su anterior hogar, llegó a sus oídos.

A pesar de las complicaciones para completar la adopción, el nuevo adoptante no se rindió y se puso en contacto con funcionarios de la Dirección de Bienestar Animal. «Les envié un video de nuestra casa para mostrarle que el lugar era seguro para él», detalló.

Lo que terminó de motivarlo a adoptar, fue el impacto de una triste noticia: «Cuando escuchamos esa historia, supimos que teníamos que hacer algo», relató. A partir de ese momento, decidió involucrarse para brindar a Rocky una segunda oportunidad. Tras semanas de trámites, la adopción se concretó, y el perro finalmente pudo dejar atrás los días de sufrimiento.

Rocky, un pequeño caniche blanco con manchas color café, ahora está recuperándose. Aunque en un principio se pensaba que su pelaje no volvería a crecer en las zonas afectadas por el ataque, su adoptante señaló con alegría: «Ya está creciendo de nuevo».

El entrevistado también destacó la importancia de adoptar con responsabilidad y la necesidad de estar preparado para cuidar adecuadamente a una mascota. «Es fundamental ser consciente de la capacidad y el espacio disponible antes de adoptar. Los animales requieren mucho amor y cuidado, y es esencial asegurarse de que se les pueda proporcionar un hogar adecuado», subrayó.

Insaurralde también mencionó que, además de su adopción, la justicia para Rocky aún sigue su curso. «Ahora estamos pendientes de que la persona responsable de su maltrato reciba el castigo que merece», expresó.

Finalmente, hizo un llamado a la comunidad para que considere la adopción responsable y la castración de mascotas como medidas cruciales para combatir la superpoblación animal. «Instamos a todos a adoptar, pero siempre con responsabilidad. Los animales adoptados pueden ofrecer el mismo amor que cualquier otro perro, y es vital apoyar iniciativas que ayuden a reducir la cantidad de animales sin hogar».

Esta historia, aunque conmovedora, pone en evidencia la importancia de adoptar y cuidar a los animales maltratados. La Dirección de Bienestar Animal y la comunidad siguen trabajando para que más perros como Rocky puedan encontrar hogares donde sean tratados con el respeto y cariño que merecen.

La adopción de Rocky ha llenado el hogar de la familia Insaurralde de amor, y también demostró que la empatía y la acción pueden transformar vidas, tanto de animales como de personas.

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