La ciudad de Ajos fue fundada un primer domingo de octubre del año 1758 por el gobernador ante el Paraguay Jaime Sanjust (1749-1761) y sería un día 7, con el nombre de Nuestra Señora Santa María de los Ajos, que se mantuvo hasta inicios del siglo 20 inclusive, con la inscripción de los nacimientos en las partidas de bautismo donde se anotaba el lugar con dicha denominación.
Nace como Villa Ajos y posteriormente, en 1906, la primera ley ordenadora del espacio nacional creó el 5° Departamento de Yhú, con los partidos de Yhú, Ajos, Carayaó, San Joaquín y Caaguazú, designándose Yhú como capital del departamento. Desde 1915 se tienen registros de la Junta Municipal. En 1924, por la Ley Electoral 702/24 se forman distritos electorales: para elecciones de diputados, dos departamentos; y para senadores, tres departamentos, con numerosas ciudades, estando Ajos en ambas divisiones en el primer departamento.
Se cambia de nombre en 1931 a Coronel Oviedo. Por Decreto 1.580, de fecha 30 de mayo de 1940, por el cual la Municipalidad fue elevada a la categoría de 2.ª Clase Intendencia Municipal, según la Ley 915 que regía en esa época. En 1945, al reorganizarse la división político-administrativa del país, el Departamento de Yhú pasó a llamarse Caaguazú, extendiéndose su territorio por el noreste hasta las serranías de Mbaracayú y Amambay, con tierras desmembradas del antiguo Departamento de San Pedro. En 1953 se tiene al primer intendente municipal, don Pantaleón Monges. Por Ley N.° 426, de 1973, se estableció como Quinto Departamento de Caaguazú, con la capital departamental Coronel Oviedo, así como los distritos constitutivos actuales, restándole algunos de sus antiguos poblados, como Curuguaty, Ygatimí e Ypejhû, que pasaron a formar parte del nuevo Departamento de Canindeyú.
Sobre el nombre Ajos
La denominación Ajos se ha distorsionado mucho, aseverando muchos que es por la planta de Ajos que habría en la zona. Sin embargo, Ajos era un paraje inicialmente, según documentos conocidos como «Correspondencia de Ajos», que pueden hallarse en el Archivo Nacional -que datan incluso de 1707-, lo que hace suponer que Sanjust hizo una fundación como pueblo. Lo que hizo Sanjust fue colonizar Ajos, y no un «descubrimiento» propiamente dicho. No existe constancia documental de fundación y se piensa que tal vez algún español quiso inmortalizar el nombre de su pueblo asignando su nombre a un paraje del nuevo continente, pues hay varios pueblos españoles como Villajos, Villarrubia de los Ajos, Carrión de los Ajos, Ajalvir o Villa de los Ajos o Badajos, pero de ninguna manera tiene relación con la planta que entró al Paraguay muchos años después.
El motivo de su fundación sería el de aprovechar el territorio para el cultivo de tabaco, que es la principal causa de su fundación como ciudad. Esta versión está corroborada por un escrito sobre Ajos del profesor Juan Ángel Benítez, conocido historiador de la ciudad y fundador del Colegio Manuel Ortiz Guerrero. Benítez manifiesta que la existencia de grandes plantaciones motivó la organización de la comunidad ya existente, entre nativos y españoles, para el crecimiento de la economía. Pocos años después, ya fueron llevados numerosos fardos de tabaco a Europa.
La ciudad se inició con las primeras familias y se abre una leyenda hacia el Ycuá Satî, que dice que la doncella Elena Zubeldía, de la zona de Misiones, fue traída para contraer matrimonio, y Gonzalo Vera y Aragón decide raptarla para después traerla a esta zona y empezar una nueva vida, dando así origen al pueblo de Ajos, que se remontaría hacia el año 1756.
Posteriormente se formaron otras familias tradicionales, como los Dávalos (José Dávalos Peralta, primer médico paraguayo, egresado en Perú, funda su establecimiento en Ajos); Giménez, entre otros. También las primeras colonias, como Espinillo (donde alguna vez estuviera Villarrica, en una de sus tantas migraciones); Aguapety, Zaro Caro, Juan Latin, Colonia 25 de Noviembre (hoy Carandayty o Genaro Romero), Nueva Australia (hoy Nueva Londres).
Dentro de la historia ovetense se encuentran los Martínez Varela o «Varela rico», que constituyen emblemas históricos de la ciudad, pues eran los verdaderos propietarios de las extensas tierras y sus esclavos o empleados. Luego siguieron las generaciones de los Varela, a quienes se les asignaron tierras y el apellido mismo, luego de la abolición de la esclavitud por don Carlos Antonio López. Hoy constituyen una leyenda de la ciudad los túneles que la cruzan, incluso debajo de la Iglesia Catedral Virgen del Rosario y la Municipalidad local, hasta el legendario El Cerrito. Benito Martínez Varela habría despojado sus tierras a Remigio Benítez, con quien tuvo una larga contienda judicial, según copia del expediente obrante en el Archivo Nacional. El mismo se desempeñó como secretario privado de don Carlos Antonio López y fue firmante del acta de la Constituyente de 1870.
La ciudad es un centro muy importante. Siempre lo fue por su riqueza natural, por su ubicación, por la instalación de los grandes comercios de la ciudad como por la presencia de familias de origen extranjero, como los Halley, Buzarquis, Plate, Solaeche, Somer, Paats, etcétera, quienes instalaron grandes comercios y trajeron el progreso en la comunidad, desde diferentes rubros agrícolas, convirtiendo así a la ciudad en un polo de desarrollo de la década del 20 y del 30, con un potencial importante de la región.
En febrero del año 1931, un grupo de pobladores decidieron cambiar el nombre de la ciudad de Ajos a Coronel Florentín Oviedo, en honor del héroe de las dos guerras grandes que tuvo el Paraguay: la Guerra de la Triple Alianza y la Guerra del Chaco. Aun habiendo nacido en Villarrica, vino a afincarse en Ajos, donde ejerció cargos importantes. La historia del mundo no recuerda a un militar que haya ascendido dos veces en un mismo día, que haya sido llevado por el ejército enemigo y no sublevado, como Oviedo, quien fue llevado por los brasileños y aun así no se rindió ni se vendió; y, además de haber peleado dos crueles guerras, sobrevivió. Su valentía motivó el cambio de nombre de la ciudad que hasta ahora lo conserva, aunque muchos han querido que vuelva a llamarse Ajos, para revalorizar la historia.
Texto extraído del blog de Mónica Soledad Duarte