La ingesta de alimentos sanos, nutritivos y balanceados, combinada con otros hábitos saludables, colabora en el fortalecimiento de las defensas del organismo para hacer frente a enfermedades crónicas no transmisibles.

En tal sentido, la cartera sanitaria indicó que, para que el sistema inmunológico funcione correctamente, se necesita un estado nutricional adecuado. Esto se construye a través de hábitos saludables que incluyan una alimentación equilibrada y variada, con mayor consumo de frutas, verduras, legumbres, cereales en lo posible integral y proteínas de buena calidad. 

Salud Pública sostiene que la alimentación saludable es la principal fuente de energía para vivir, estar sanos y desarrollar correctamente todas las actividades. Garantiza el crecimiento y desarrollo de todas las personas, así como el bienestar físico, mental y social en todas las etapas de la vida.

Asimismo, destaca el valor de la nutrición y proporciona algunas recomendaciones generales para una alimentación saludable a lo largo del día:

Desayuno 

– Puede incluir una porción de lácteo descremado (leche o yogurt descremado, una feta de queso o una porción pequeña de queso Paraguay), con la infusión de preferencia té, café o cocido, más un cereal (panificados integral, avena), más una fuente de proteína (huevo duro o revuelto o una feta de queso), más una fuente de fibra (1 fruta o granola sin azúcar), y una fuente de grasas saludables (frutos secos, aceite de oliva, aguacate, etc.). 

Ejemplo: una taza de café cortado con leche descremada, acompañada de dos rodajas de pan integral, con una feta de queso encima, una naranja y un puño de maní.

Almuerzo y cena

– Consumir carnes magras y, en mayor proporción, carnes blancas (pollo y pescado) que carnes rojas. Antes de cocinar, retirar la grasa visible de las carnes rojas, y la piel de las aves. 

– Se puede incluir huevos o legumbres con cereales como fuente de proteínas.

– Elegir formas de cocción como hervido, a la plancha, al horno, al vapor, al tatakua. 

– Consumir cereales integrales procedentes de grano entero (pan integral, pasta integral, arroz integral).

– Sazonar las ensaladas con una cucharada de aceite de oliva y/o limón.

– Reducir el consumo de sal. Preferir sazonar los alimentos con hierbas y especias naturales como orégano, kuratu, laurel, azafrán, limón, etc. 

– Seguir la norma del plato: ½ plato de vegetales crudos o cocidos de diferentes colores, más ¼ carbohidratos complejos y ¼ del plato proteínas.

Ejemplo: bife de pollo con arroz kesu y ensalada de lechuga, cebolla y tomate, sazonado con aceite de oliva.

Media mañana o colación

– Puede ser una fruta de estación.

– Un yogurt descremado de hasta 200ml.

– Un huevo duro.

– Un vaso de jugo verde (apio, perejil, pepino, limón, manzana verde, jengibre).

– Un puño de maní u otros frutos secos.

Por otra parte, la ingesta suficiente, correcta y adecuada del agua, de manera diaria, es considerada como uno de los pilares fundamentales de la buena nutrición.

– Preferir el consumo de agua como principal fuente de hidratación, al menos 10 a 12 vasos diarios.

– En el caso de que al paciente le dificulte el consumo de agua, se le puede agregar dos rodajas de limón para así darle más sabor.

– Preferir el consumo de agua después de las comidas, antes que jugos o gaseosas.

– Reducir el consumo de bebidas azucaradas (gaseosas, jugos en cartón, jugos en polvo y concentrados).

– No se aconseja el consumo de bebidas energéticas en menores de 16 años, y tampoco sin necesidad real de consumir, ya que son bebidas muy concentradas en azúcar y sodio, lo que puede contribuir al desarrollo de la obesidad y la hipertensión arterial.

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