Niños estornudando, pies descalzos y humo de pobres fogatas, son el día a día de los indígenas apostados frente al Congreso Nacional con la llegada del frío. La comunidad Jetyty Mirî está hace 6 meses en las narices de los legisladores, sin tener respuestas.

Unos 24 niños y 65 adultos viven en precarias carpas de hule, en las narices de los parlamentarios. El cacique Ramón Benítez comentó que desean un pedazo de tierra en donde llevar a sus familias y tener su chacra.

Insistió en hacer entender a la gente que ellos no están por voluntad en las plazas, pasando frío y hambre, sino reclaman su derecho de tener un pedazo de tierra. Afirmó que fueron expulsados de sus tierras ubicadas en el distrito de Ybyrarobaná, departamento de Canindeyú por orden judicial, al aparecer otro título. Ahora piden unas 300 hectáreas de las 500 que el Estado había adquirido en Alto Paraná.

Comentó que mañana a las 10:00 habrá una reunión entre instituciones y esperan que se consigan soluciones. Aseguró que estarán presentes funcionarios de Catastro, el Instituto Paraguayo del Indígena (Indi) y del Indert. Intentamos hablar con las autoridades para confirmar el encuentro y tener detalles, pero no contestaron el celular.

Benítez expresó que creen que pueden tener una solución mañana y demostró esperanza al respecto. Dijo que no están en contra de ninguna autoridad, y que solo piden se resuelva el problema.

Al consultarle sobre lo que necesitan debido al frío, indicó: pan y abrigos serán bien recibidos para los niños y jóvenes. Recalcó que si no fuera por la ayuda de la ciudadanía no hubieran podido seguir hasta ahora.

Asimismo, anunció que de no obtener una solución pronta, tendrán que tomar medidas más drásticas. Citó la huelga de hambre y la crucifixión. Ayer un grupo de estudiantes de San Lorenzo se acercó a realizar una donación de panes que fue alegremente recibida por los niños. Muchos de los menores andan descalzos y denotan claramente padecer problemas respiratorios. Además, están desabrigados o las ropas que portan están rotas. Asimismo, hay varios bebés que también están sufriendo las bajas temperaturas.

Con las lluvias, la situación empeora, debido a que las carpas son débiles y no resisten. El agua moja todas sus pertenencias y con el frío ni siquiera logran secar bien sus ropas.