El cuerpo necesita de ciertas vitaminas para fortalecer el sistema inmunológico, entre ellas, se hallan la vitamina A, E, C y D. Todas ellas se encuentran, en mayor o menor medida, disponibles en los alimentos. 

Para mantener el sistema inmune en un estado óptimo, es importante tener en cuenta ciertos factores, como el consumo de alimentos nutritivos, realizar actividad física diaria, mantener la hidratación del cuerpo, tener un adecuado descanso, además de las buenas prácticas de higiene durante la manipulación y preparación de alimentos. 

Al respecto, el Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición (INAN) brinda información sobre los aportes de algunas vitaminas y en qué alimentos se encuentran:

Vitamina A: ayuda a la salud de la piel, vista y dientes; se encuentra en la leche y sus derivados, en la yema de huevo, zapallo, acelga, zanahoria, berro, mamón, mango. 

Vitamina C: es una de las propulsoras del sistema inmunológico, ayuda a la cicatrización de las heridas y a la absorción del hierro de los vegetales. Algunos alimentos ricos en vitaminas C son las frutas cítricas, como naranja, mandarina, acerola, limón, y otras frutas, como la guayaba, kiwi, piña, frutillas; verduras, como tomate, coliflor, brócoli, espinaca, repollo, locote, entre otros.  

Vitamina E: actúa en la conservación de tejidos, vasos sanguíneos y del sistema nervioso. Se encuentran en aceites vegetales (oliva, girasol, coco), aguacate, maní, nuez, entre otros.

Vitamina D: ayuda a mantener la musculatura, contribuye a la absorción y metabolismo del fósforo y calcio. Los alimentos ricos en esta vitamina son: yema de huevo, hígado de vaca, leche, sardina y también se puede conseguir mediante la exposición a los rayos del sol durante las horas recomendadas.  

¿Cómo aumentar el consumo de los alimentos ricos en vitaminas?

Consumir todos los días al menos tres frutas de estación, ya sean enteras como ensaladas de diferentes frutas, acompañados con yogur, en forma de licuados.

Acompañar el almuerzo y la cena de verduras crudas o cocidas de todos los colores. Otra forma de consumir verduras es en preparaciones como verduras rellenas, tartas, sopas, suflés, entre otros.

Aumentar el consumo diario de lácteos a dos tazas de leche o yogur y un pedazo de queso, en el desayuno, media mañana, merienda o agregado a las comidas.

Consumir aceite vegetal en pequeña cantidad, de preferencia en forma cruda, agregado a las ensaladas. 

Consumir frutos secos, como el maní, nueces y almendras.