No podemos negar que de hecho el Paraguay camina a paso pausado hacia el progreso en los diversos ámbitos, ya sea social, cultural, estructural etc. Seguimos siendo un país que se halla dentro de la franja del sub-desarrollo, actualmente ya no es excusa el hecho de que seamos un país mediterráneo, la globalización, así como la tecnología y el desarrollo en los diferentes ámbitos del quehacer comercial posibilita que el Paraguay ya no tenga pretexto para seguir en el enclaustramiento socio-cultural y comercial, de hecho, en el caso de esto último en algunos rubros no nos va tan mal.
Nuestro país se ha constituido de un tiempo hasta esta parte, en uno de los mayores exportadores de carne a nivel mundial, situación que de cierta manera nos hace sentir orgullosos, lo que hay que rescatar en este caso es que si se elabora un plan de gestión en los demás ámbitos comerciales haciendo una analogía de la actual situación del sector frigorífico paraguayo, podríamos lograr que no solo los grandes productores como la de los sojeros sino también los pequeños productores se incorporen a ese círculo económico y financiero reservado a los que cuentan con más solvencia financiera y producen a gran escala. El gobierno en este sentido, debe de prestar mayor atención a los que hacen a la micro económica del país, de nada sirve una inversión que solo sirva de parche a la situación social casi caótica en algunos Departamentos del país en donde la pobreza extrema no ha logrado mejorar. No solo se debe centrar la atención hacia el sector empresarial, que es aparentemente el punto fuerte de actual gobierno. En otro punto, la imposición del I.V.A. a las actividades cooperativas ha generado cierto malestar en algunos productores que utilizan ese servicio a fin de invertir dicho capital con el objetivo de ampliar su producción.
Por otro lado, la reforma agraria es una de las materias pendientes, no se puede obtener un equilibrio absoluto a nivel social, si día a día los jóvenes se ven obligados a migrar hacia zonas urbanas, en donde son explotados, justamente, por ese sector empresarial, la capacidad y la fuerza es puesta a los pies de los grandes capitalistas, capacidad esta, que bien podría pulirse en las instituciones educativas, otorgando a los jóvenes del campo capacitación técnica y oportunidades laborales podría lograrse en un lapso de tiempo no muy prolongado que los mismos no se vean obligados a salir fuera de su ciudad a fin de ganarse el pan. De esta forma podríamos lograr que el campo sea una buena alternativa para muchos jóvenes y que no ocurra lo que actualmente acontece, que surjan grupos armados que exterioricen sus “ideales” empuñando armas y privando de su libertad gente inocente para luego extorsionarlos.
La clave en este punto es la aplicación de las “ventajas” otorgadas por los diversos tratados y convenios celebrados en las cumbres de los países que componen el “MERCOSUR”, de la que el Paraguay es parte, la falta de un pronunciamiento firme por parte de las autoridades en relación al contrabando en las zonas fronterizas constituyen un desaire para los productores paraguayos. Así mismo los connacionales son objeto de un asfixiante control por parte de las autoridades fronterizas de los países vecinos, inclusive sufriendo la retención de sus productos y en muchos casos la perdida de los mismos. Además de hacer respetar los tratados y convenios internacionales se debe de invertir fuertemente en la construcción de caminos de todo tiempo, otorgamiento de créditos destinados a pequeños productores, capacitación técnica, entre otros.
En síntesis, el proceso es largo no obstante, alguien tiene que iniciarlo, sea este u otros gobiernos venideros, teniendo la firme intención y por sobre todo la convicción de que en el campo está la solución de por lo menos una parte de las tantas flaquezas de los sucesivos gobiernos.