Según un estudio preliminar publicado en la revista Nature, con una técnica basada en la epigenética sería posible localizar cinco tipos de cáncer hasta cuatro años antes de que se diagnostiquen por los métodos convencionales.
Se sabe que una de cada tres personas desarrollará un cáncer a lo largo de su vida, y que casi nueve de cada diez de quienes enfermen tendrán un buen pronóstico si su tumor se detecta en estadios iniciales.
Como contrapartida, sólo uno de cada cuatro tendrá posibilidades de superar la enfermedad si el diagnóstico llega en estadios avanzados.
Así, con la certeza de que el momento en que un tumor se diagnostique será clave para su evolución, resulta crucial desarrollar nuevos métodos de diagnóstico temprano.
Ahora, un reciente estudio da cuenta de un objetivo que hasta no hace mucho tiempo podría resultar impensado: detectar el cáncer antes incluso de que aparezca.
Tal como publicó la revista Nature Communications, un análisis de sangre podría detectar cinco tipos de cáncer hasta cuatro años antes de que se realice el diagnóstico a través de métodos convencionales, como colonoscopias o mamografías. El trabajo realizado por un equipo de investigadores chinos y estadounidenses es aún una prueba preliminar, y estuvo basado en cinco tipos de tumores: esófago, estómago, pulmón, hígado y colon.
La técnica analizada se centra en la epigenética, un ámbito de la biología molecular que estudia los cambios químicos que están sobre el ADN y que modifican la función de los genes. Los cambios epigenéticos explican por qué el estilo de vida de un padre puede afectar a la salud de sus hijos, por ejemplo y, en general, explican cómo las cosas a las que las personas están expuestos en el día a día pueden afectar al funcionamiento del genoma, teóricamente inmutable, publicó el diario El País.
Los investigadores se valieron de un gran banco de datos conocido como Estudio Longitudinal de Taizhou en el que se recogió plasma de más de 100 mil voluntarios entre 2007 y 2014 a los que siguieron su salud de por vida. Los investigadores se centraron en el plasma de 605 personas entre las que 191 desarrollaron cáncer cuatro años después de la primera extracción de sangre.
Así, compararon la fiabilidad de un test que analiza la metilación, un tipo de cambio epigenético en el ADN de células tumorales que circula por el torrente sanguíneo y que puede delatar la presencia de cáncer en fases iniciales. Los científicos aglutinaron casi 500 tipos diferentes de metilación que componen un retrato robot del cáncer casi imposible de confundir con el de una célula sana, de forma que evita al máximo los falsos positivos.
El método de diagnóstico, conocido como Panseer, fue capaz de detectar signos de cáncer en el plasma de los pacientes que teóricamente estaban sanos, pero que fueron diagnosticados con tumores cuatro años después, con una fiabilidad en torno al 90%.
Los métodos de diagnóstico temprano podrían ahorrar decenas de miles de millones de euros en tratamientos a los sistemas sanitarios, sostuvieron los investigadores. Pero la posibilidad de detectar el cáncer de forma prematura es solo el principio, ya que los propios responsables del trabajo advierten de que su test se probó con muestras de plasma ya almacenadas y que ahora es necesario probarlo en un entorno real para comprobar si realmente puede anticiparse cuatro años a los sistemas de detección convencionales.
Kun Zhang, bioingeniero de la Universidad de California en San Diego y coautor del estudio, explica que los primeros tests para un tipo de tumor podrían estar desarrollados en unos tres años, mientras los que pueden detectar tipos múltiples podrían tardar unos dos años más. Antes habrá que realizar ensayos clínicos con pacientes para demostrar su efectividad.
Este nuevo test debe probarse ahora con pacientes actuales y comparar su efectividad con los métodos convencionales, como las colonoscopias o las mamografías y demostrar que mejora la supervivencia de los pacientes. “Al día de hoy estos estudios son costosos tanto a nivel económico como de interpretación, siendo difícil su aplicación generalizada en la población. Sin embargo, gracias a los avances tecnológicos, estas técnicas cada vez son más baratas y aplicables”, concluyó Teresa Alonso, secretaria científica de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
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