Pacientes del Hospital de Nacional de Itauguá deben pasar penurias ante la saturación y la falta de infraestructura para albergar y atender a los cientos de pacientes que a diario deben de recurrir al centro asistencial.
Alberto Areco (60), lamentó las condiciones deplorables en la que se encuentran siendo atendidos los usuarios en el área de urgencias, donde no existen camillas suficientes y los pacientes son atendidos en sillas de ruedas y banquillos.
Dijo que es loable el esfuerzo y la lucha de los profesionales de blanco, que a pesar de no tener los elementos necesarios para cumplir cabalmente sus funciones, realizan maniobras, se ingenian y sortean obstáculos para brindar la atención a los cientos de pacientes.
Comentó que el día viernes tuvo que llevar a su esposa Teodora (69) hasta el hospital, debido a un cuadro de hemorragia intestinal y al llegar a urgencias la hicieron sentar en una silla de ruedas, lugar donde fue medicada y donde pasó casi un día.
“Mi esposa tiene problemas en la columna y necesitaba de una cama y seguir con su tratamiento diario, pero debido a la conglomeración de las personas y la falta de camillas tuvo que atravesar una odisea para completar la atención médica”, expuso el hombre, quien resaltó que los médicos trataron de forma excelente a la paciente, pero que las condiciones no están dadas para que los mismos puedan desarrollarse como corresponde.
A esto se suma el mal estado de los baños, en este caso específico el de caballeros, donde se evidencia la dejadez y la falta de aseo no de un día, sino de meses.
“Los baños no funcionan, están llenos de excrementos”, comentó el hombre, quien pidió mayor interés de las autoridades sanitarias y que se priorice el sistema de salud pública.