El primero de los allanamientos se realizó en el kilómetro 21 de la ruta I, barrio Loma Barrero de la ciudad de Capiatá, en la casa de Emilce Soledad Morel, subcomisaria con destino en el Departamento de Armamentos y Municiones.

La segunda intervención fue hecha en una propiedad ubicada en el barrio Santa Rita de esa misma ciudad, en la residencia del oficial 1º Luis María Barúa Villaba.

El último se practicó en el barrio los Naranjos de la ciudad de Ñemby, en la casa de Federico Miguel González, quien no se encontraba en el sitio al momento del allanamiento.

En ninguno de los procedimientos se pudo encontrar evidencia alguna de las armas que fueron robadas en agosto y que fueron reemplazadas por juguetes. De acuerdo a los datos, los robados son fusiles FAL calibre 7.62, cuya potencia los hace capaces de derribar aeronaves.