El abogado Pablo Contreras repudió la actuación de efectivos de la Marina en su intervención en el barrio San Miguel donde procedieron a la aprehensión de 35 personas en medio de atropellos a las casas sin orden judicial y sin policías, según la denuncia de los familiares. La acción de la Marina se produjo después de producirse un enfrentamiento con supuestos contrabandistas que dejó a un agente gravemente herido.
Para el abogado, «retrocedimos 40 años con estos actos de la Marina», porque todos los preceptos legales fueron violados.
«Desde mi percepción y del caso particular de la actuación militar, lo que conozco es que hace rato ellos están fuera de control, están involucrados en todos los hechos comunes donde está el crimen organizado, ampliaron sus modalidades corruptas con el paso irregular de personas y mercaderías en épocas de pandemia, es una verdadera vergüenza que ellos actúen de esta manera, ellos no permiten la intervención de ningún fiscal y policía dentro de su supuesta área de influencia al solo efecto de la protección irregular», expresó Contreras.
Asimismo refiere que, «lo que ocurrió anoche fue un desmoronamiento del ejercicio irregular del poder que hace rato lo vienen haciendo, se veía venir, todo frente a las narices de otras instituciones que pecaron por omisión, Ministerio Público y Policía Nacional».
Por otro lado, la abogada Nancy Montiel denunció que la Marina no le permite a ella y otros profesionales del foro que ingresen a ver a sus defendidos, «siendo otra violación del derecho de cada ciudadano». El grupo de los detenidos se encuentra en el área naval dónde está ahora el fiscal Edgar Torales.
«Es terrible lo que pasó, le sacaron a la gente de sus casas, no respetaron niños, ancianos, golpearon a muchos e ingresaron a las casas sin órdenes judiciales y sin presencia de jueces, además de llevar casi 12 horas sin que sus abogados podamos ver en qué situación están», dijo Nancy Montiel.
Desde tempranas horas familiares y abogados de los detenidos se encuentran en la zona primaria, a metros del portón de acceso al Área Naval esperando ingresar.
// La Nación