Un paraguayo identificado como Cristian Pereira fue secuestrado desde el 7 de setiembre cuando salía de un restaurante en el municipio de Miracatu, estado de San Pablo, Brasil. El hombre permaneció en cautiverio durante ocho días, donde fue encadenado, torturado y solo se alimentó dos veces hasta que el miércoles 15 de setiembre fue liberado por la policía.
Intervinientes identificaron a dos sospechosos de haber participado en el secuestro del hombre de 42 años que fue encontrado encadenado por el cuello en cautiverio con cadenas de hierro y un candado. Pereira incluso señaló que fue torturado por al menos tres hombres de nacionalidad brasileña.
Después de finalmente estar a salvo, Pereira se levantó con dificultad y emocionado le dio un abrazo a un policía. Posteriormente, brindó su testimonio en una comisaría, luego el hombre fue de inmediato al aeropuerto de Guarulhos, en la capital paulista, para regresar al Paraguay.
Rescatado mediante una denuncia anónima
Declaró que los delincuentes pedían alrededor de 300.000 dólares como rescate, pero le señalaron que lo matarían incluso después del pago. El fiscal Carlos Eduardo Ceroni señaló que Pereira se encontraba en un local de comidas con un empresario. Al salir de la reunión fue abordado y secuestrado por varios delincuentes.
Según el portal de noticias G1, Pereira sería representante de una empresa paraguaya y fue a Brasil por razones comerciales. Los delincuentes buscaron a sus familiares a través de las redes sociales y descubrieron que supuestamente su hermano es futbolista. Entonces ordenaron un pago de rescate.
Al inicio de las negociaciones, los secuestradores exigían 300.000 dólares por el rescate, pero los delincuentes acordaron con su familia la suma de 100.000 dólares, que debían pagar a última hora de la mañana del pasado miércoles.
Pereira manifestó que escuchó la conversación entre criminales que dijeron que lo matarían incluso si se pagaba su rescate. Sin embargo, Pereira fue liberado cuando la policía recibió una denuncia anónima, que señalaba un movimiento extraño en una zona donde estaba cautivo. Al momento en que llegó la policía, un sospechoso corrió hacia la maleza y logró escapar al ver los vehículos. El secuestrador dejó una pistola calibre 380 con 13 rondas intactas, un teléfono celular, dos cadenas de acero, dos machetes y un hacha. Todos los objetos fueron incautados.
// La Nación