Rubén Bogado Báez fue asesinado en vísperas de la Navidad del 2023. Tenía 23 años y era un comerciante, emprendedor que recorría distritos de Caazapá, para comerciar productos de diversa índole, generalmente mercaderías de almacén y de carnicería.

Desde el 20 de diciembre, el joven había sido reportado como desaparecido, por parte de sus familiares. Cuatro días después, fue hallado muerto en la localidad de San Juan Nepomuceno.

Su cadáver estaba en un monte, presentaba rastros de haber recibido cuchilladas en diversas partes del cuerpo. La autopsia reveló que en total recibió 27 heridas con arma blanca.

A unos metros del hallazgo, encontraron vivo a un torito, en un motocarro en el que la víctima llevaba al animal para venderlo a un cliente. El asesinato no tenía ninguna señal de que fue con efecto de robo. Tenía consigo celular y billetera con dinero.

El día de ayer, 20 de marzo, la policía detuvo a Eugenio Báez Rotela (42), quien mantenía conexiones comerciales con la víctima, y presumiblemente para la policía, fue el que convocó a Rubén Bogado en el sitio en el que lo asesinó.

“El aprehendido reconoció que le mató, y cuando se le preguntó por qué lo hizo, señaló que por sobrador, que ese día se burló de él porque no le alcanzaba la plata para cerrar el negocio”, señala el primer informe policial dado a los medios.

El argumento, sin embargo, no convence a los investigadores, ya que el crimen fue perpetrado con saña. Una presunción anexa que barajan en ese contexto, es que se trataría de un trasfondo pasional, que presuntamente apuntaría a un triángulo amoroso en el que en una de las aristas se encuentra una mujer.

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