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Los funcionarios que perciben una remuneración del estado, deben cumplir sus quehaceres laborales en el horario para el cual fueron contratados, y no justamente por pertenecer a una institución pública, y contar con privilegios ligados a influencias de políticos poderosos, pegarse el lujo de robar el bolsillo de los ciudadanos que mes a mes aportan para pagar esos sueldos.

 

 

 

 

Una investigación periodística dejó  al desnudo uno de los casos que se registra en la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) en Coronel Oviedo, donde un funcionario que percibe el jugos monto de G. 18 millones, acude sólo unas tres horas a su lugar de trabajo, para luego retirarse y realizar actividades particulares, según pudo constatar un equipo de prensa que lo siguió durante unos días y comprobó que la rutina era la misma.

 

 

Desangrar de esa manera a una institución pública, habiendo jóvenes que desean acceder a un puesto laborar es una notable contradicción, entre otras de esta misma institución, pues los funcionarios, además cuentan con importantes privilegios como por ejemplo, ya  percibiendo jugosos sueldos, se autoasignan el beneficio de pagar solamente el cincuenta por ciento del consumo por energía.

 

 

 

Una de las formas de robo se da a través del lavado de cuentas de grandes consumidores. Existe una “rosca” que opera con total impunidad en el negocio del “borrón y cuenta nueva”, que también beneficia a “empresaurios”. Este perverso esquema ideado para esquilmar a la empresa es de larga data y goza de buena salud. Esa “carga negativa” es transferida al usuario común como energía cara, mal servicio y cobertura ineficiente.

 

 

 

Tenemos dos represas que generan toda la energía que requiera la Ande para nuestro país, pero que sin embargo son mal distribuidas, con sistemas obsoletos en muchos casos, sin las mínimas previsiones en otros, por lo que aún contando con estas binacionales esta empresa pública que administra la energía del país la vende a un costo elevado, y prestando un mal servicio.

 

 

 

Si algún gobierno que ejerza el poder en el Paraguay quisiera hacer eficiente la empresa, lo que debe es ordenar una investigación profunda, real y no de fachada, y barrer con los corruptos enquistados en la institución, desde funcionarios jerárquicos a falsos sindicalistas.

 

 

 

Es un paso imprescindible si pretende que la ANDE cumpla los fines para los fue creada: promover el desarrollo nacional. Hasta ahora lo único que promueve es el desarrollo particular de sus funcionarios deshonestos que viven del bolsillo de los ciudadanos, quienes debería escracharlos por comportarse como vulgares «ladrones».