La pareja del policía que mató a sus dos hijos, cuñada y suegros contó que el hombre cambió rotundamente hace un mes. Señaló que, aparentemente, estaba con un cuadro depresivo, pero nunca amenazó con hacer daño a su familia.
Beatriz Romero, de 22 años, se encuentra en la ciudad de Málaga, España, trabajando desde aproximadamente ocho meses. Este viernes recibió, por medio de su suegra, la noticia devastadora del asesinato de sus hijos y sus padres en la ciudad de Capiatá, en manos de su pareja, un efectivo policial.
La joven comentó que tan solo dos horas antes mantuvo una conversación con el hombre, identificado como Isidro Casco, con quien realizó una videollamada compartida con su suegra, quien también está en ese país.
La mujer dijo que el efectivo policial estaba bastante alterado e insistía en que ambas retornen al país lo antes posible, ya que, aparentemente, el suboficial pasaba por un cuadro depresivo.
“Hace un mes que cambió rotundamente. Ya no quería ver a sus hijos, tomaba y no se sentía a gusto en su casa ni en su trabajo”, contó la mujer al tiempo de señalar que el uniformado también sufría de alucinaciones.
Consternada por lo ocurrido, la madre de los niños asesinado añadió que cuando recibió la noticia llamó inmediatamente a su hermana. En ese momento, la joven se encontraba herida, pero logró atenderla.
“Mi hermana estaba herida, me dijo que sentía mucho dolor y no podía respirar. Ahí confirmé que realmente había matado a mi familia”, expresó.
Beatriz relató que su suegra no pudo determinar con rapidez y nitidez lo que estaba aconteciendo, ya que las imágenes transmitidas desde la escena del crimen eran muy oscuras.
Sin embargo, el suboficial acercó el móvil hasta el sitio donde yacía el cuerpo sin vida de su hija de 2 años y mostró a su madre lo que había hecho con la menor.
La compatriota manifestó que su pareja nunca fue violento, pero señaló que era celoso y amenazaba siempre con hacerse daño a sí mismo.
“Nunca amenazó con hacer daño a los niños, pero sí con hacerse daño él. Yo creo que tenía una depresión. Cuando vine a España él empezó a ser así, tomaba, se descontrolaba y alucinaba cosas”, puntualizó.
Antes de acabar con su vida, Isidro Casco mató a sus dos pequeños hijos, a sus suegros, Antonio Riveros (51) y Amalia Portillo (50), y a su cuñada, Liliana Maribel Gómez (16).
Otras dos personas sufrieron heridas de arma de fuego y fueron derivadas hasta el Hospital de Trauma.
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