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La muerte a tiros de la periodista Lyra McKee durante unos enfrentamientos en Londonderry supone un recrudecimiento de la violencia en Irlanda del Norte y el temor a que una paz frágil y lograda con dificultades esté cada vez más amenazada.

Según la policía norirlandesa (PSNI), Lyra McKee, de 29 años, fue asesinada el jueves por la noche por los disparos que realizó un hombre contra policías durante los disturbios en el barrio católico de Creggan.

El caso recuerda las horas más sombrías del conflicto norirlandés, que sacudió la provincia británica durante tres décadas. Ese conflicto, que oponía a los republicanos nacionalistas (católicos), partidarios de la reunificación de Irlanda y a los unionistas defensores de la Corona británica (protestantes), dejó unos 3.500 muertos.

El acuerdo del Viernes Santo de 1998 puso fin al conflicto imponiendo la retirada de las fuerzas británicas y el desarme del Ejército Republicano Irlandés (IRA).

Pero los republicanos disidentes siguen luchando por la reunificación de Irlanda y la policía cree que unos de esos grupos, el Nuevo Ira, está detrás de la muerte de la periodista. En Irlanda del Norte, muchos observadores creen que los responsables son jóvenes que no conocieron los años del conflicto y que fueron manipulados.

“Existe una peligrosa radicalización de los jóvenes (…) por parte de los que están relacionados y gravitan entorno al Nuevo Ira”, apunta Allison Morris, especialista en cuestiones de seguridad del periódico The Irish Times. Un análisis que coincide con el del comisario Jason Murphy, responsable de la investigación sobre la muerte de Lyra McKee.

“Estamos asistiendo a la emergencia de un nueve tipo de terroristas”, advirtió el sábado. En enero, la explosión de un coche bomba en Londonderry hizo temer una nueva ola de violencia de los grupos de paramilitares. Tras el atentado se descubrieron varios paquetes con artefactos explosivos en edificios de los aeropuertos de Londres City y Heathrow, actos reivindicados por el Nuevo Ira.

INCERTIDUMBRE EN LA FRONTERA

Las tensiones también alimentan la incertidumbre sobre el Brexit y sus consecuencias para la frontera norirlandesa, así como para la libertad de circulación de los habitantes de ambos lados. Según el profesor Kieran McConaghy, de la Universidad de St. Andrews en Escocia, es “difícil decir” si el Brexit tuvo un papel en los ataques recientes porque los incidentes han sido constantes en los últimos años. Pero en todo caso el Brexit “no fue benéfico para la estabilidad” de la provincia, dijo a una cadena televisiva. “Hizo que la gente se sintiera incómoda con el proceso de paz en Irlanda del Norte, que actualmente está considerado como tambaleante”.

“Los políticos harían bien en intentar salir de la incertidumbre (…) para evitar que organizaciones como el Nuevo Ira y otras no llenen este vacío político”, advirtió. El Brexit, inicialmente previsto el 29 de marzo, fue aplazado primero al 12 de abril y luego al 31 de octubre por falta de acuerdo del parlamento británico.

En caso de Brexit sin acuerdo, hay temores de que vuelvan a imponerse controles en las fronteras que separan la República de Irlanda (miembro de la UE) y la provincia británica de Irlanda del Norte.

Tras la muerte de Lyra McKee, la policía norirlandesa afirmó haber notado un “cambio radical” en el acuerdo de Creggan, hasta ahora conocido por sus relaciones tensas con las fuerzas de seguridad. En el emblemático muro “Free Derry Corner”, símbolo de las reivindicaciones separatistas, estaba inscrito “No en nuestro nombre. D.E.P. Lyra”, un reflejo del rechazo de los habitantes a la violencia.

Los seis principales partidos políticos de Irlanda del Norte, incluidos los unionistas y los republicanos -que llevan dos años sin ponerse de acuerdo para formar un nuevo gobierno en Belfast- también publicaron una declaración común. “El asesinato de Lyra constituye un ataque contra todos los miembros de esta comunidad, un ataque contra la paz y el proceso democrático”. // ABC Color