Vía redes sociales, rusos y ucranianos lanzan ofertas de jugosos salarios y amplios beneficios, para personas que acepten el alistamiento para combatir (como mercenarios) en frentes de guerra.

La escalada de la guerra comienza a generar polémicas “invitaciones” por parte de ambos países, a personas radicadas en Latinoamérica, para alistarse como combatientes asalariados, a favor de unos y otros.

Diez mil dólares al aceptar la firma de contrato para “combatir durante un año”, jugosos salarios, ciudadanía rusa automática para el que acepta, amplios beneficios para familiares del contratado, forma parte del convite guerrero,

Desde el bando ruso echaron andar una sistemática campaña virtual, para reclutar a los mercenarios, señalando las ‘bondades’ que esperan al combatiente contratado.

En redes sociales, en tanto, se viralizan testimonios de personas que aceptaron ir a pelear por Rusia o Ucrania, y en los que resaltan la experiencia “positiva” de combatir, un esquema que obviamente forma parte de la campaña para contratar a personas, para ir a luchar (y morir) en los diversos frentes de combates.

A esta altura del desarrollo de la contienda, tanto rusos como ucranianos, verifican deserciones masivas de hombres que se niegan a ir a la guerra, cuyo escenario muestra cómo los avances tecnológicos en materia de armas, convierten a los soldados, en blanco fácil para ser aniquilados.

Drones, bombas y proyectiles ‘inteligentes’, minas antipersonales, conforman parte de la diversa gama de instrumentos que sirven para eliminar fìsicamente a todo ser humano detectado en un espacio determinado.

Profusos testimonios socializados, dan cuenta que ciudadanos de Colombia, Mèxico y Argentina, constituyen la punta de lanza para ofertar la “conveniencia” de pelear a favor de uno u otro país implicado en el conflicto.

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