La propagación del coronavirus ha ido a la par con una multiplicación del porte de mascarillas y guantes por parte de la población, una medida no necesariamente eficaz, que además pone en jaque el abastecimiento al personal médico, según expertos.
El lunes en París, justo antes de la entrada en vigor de un confinamiento sin precedentes, algunas personas en la calle llevaban mascarillas quirúrgicas o bien las de alto nivel, llamadas FFP2.
Sin embargo, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) son claras: lo más importante es lavarse las manos, evitar tocarse la cara y mantener las distancias. La mascarilla está pensada además para los enfermos y para quienes se ocupan de una persona contagiada con el coronavirus.
«Llevar una mascarilla puede impedir transmitir la enfermedad a otra persona», dijo el doctor Mike Ryan, director de programas de emergencia de la OMS.
Pero hay límites en cuanto a la capacidad de la mascarilla de proteger de un contagio», agregó, «sin criticar a quienes las llevan».
Las mascarillas deben reservarse además al personal médico: la OMS, que estima que harían falta 89 millones de unidades al mes en la lucha contra el COVID-19, recientemente alertó de un «agotamiento rápido» del material de protección a nivel mundial.
Pero el mensaje no parece llegar a todo el mundo.
La propagación del coronavirus ha ido a la par con una multiplicación del porte de mascarillas y guantes por parte de la población, una medida no necesariamente eficaz, que además pone en jaque el abastecimiento al personal médico, según expertos.
El lunes en París, justo antes de la entrada en vigor de un confinamiento sin precedentes, algunas personas en la calle llevaban mascarillas quirúrgicas o bien las de alto nivel, llamadas FFP2.
Sin embargo, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) son claras: lo más importante es lavarse las manos, evitar tocarse la cara y mantener las distancias. La mascarilla está pensada además para los enfermos y para quienes se ocupan de una persona contagiada con el coronavirus.
«Llevar una mascarilla puede impedir transmitir la enfermedad a otra persona», dijo el doctor Mike Ryan, director de programas de emergencia de la OMS.
«Pero hay límites en cuanto a la capacidad de la mascarilla de proteger de un contagio», agregó, «sin criticar a quienes las llevan».
Las mascarillas deben reservarse además al personal médico: la OMS, que estima que harían falta 89 millones de unidades al mes en la lucha contra el COVID-19, recientemente alertó de un «agotamiento rápido» del material de protección a nivel mundial.
Pero el mensaje no parece llegar a todo el mundo.