WUHAN, China. Varios países, como Estados Unidos, Francia y Japón, se movilizan este martes para evacuar a sus ciudadanos de Wuhan, el epicentro de una epidemia de neumonía viral que ha causado 106 muertos en China y más de 4.500 personas infectadas.
Wuhan, una ciudad del centro del país donde apareció el nuevo coronavirus en diciembre, y casi la totalidad de la provincia de Hubei están aisladas del mundo desde el jueves por orden de las autoridades para intentar frenar la epidemia.
Unos 56 millones de habitantes viven confinados. Un confinamiento que ha pillado a miles de extranjeros en la región. Para sacarlos, Estados Unidos, Francia, Japón o Marruecos preparan evacuaciones.
Japón anunció que enviará este martes un avión a Wuhan para evacuar a unos 200 nacionales y aprovechará para llevar a la ciudad “mascarillas y trajes de protección”.
Un vuelo para evacuar al personal del consulado de Estados Unidos en Wuhan partirá el miércoles por la mañana, hora de China, rumbo a California, anunció el departamento de Estado. Se ofrecerán asientos a otros ciudadanos estadounidenses “dependiendo de los lugares disponibles”.
Francia también prepara una evacuación aérea de sus nacionales y de otros europeos, en un vuelo “a priori a mediados de la semana”. Alrededor de 500 están inscritos en la lista consular local, pero puede haber 1.000 ya que Wuhan acoge a muchos estudiantes franceses, además de las fábricas de Renault y PSA.
Las personas evacuadas se someterán a un período de cuarentena. Otros países como Alemania y Tailandia están considerando evacuar a sus ciudadanos.
Viajes desaconsejados
El número de víctimas aumentó a 106 muertos y el de casos confirmados supera los 4.500 en China, según un balance oficial del martes. Pekín informó el lunes de su primera muerte, un hombre de 50 años que había regresado de Wuhan.
Hay otros cincuenta pacientes en el resto del mundo, y una docena de países se ha visto afectada por el virus, en Asia, Australia, Europa y América del Norte.
El lunes se confirmó un primer caso de contagio en Alemania, que se convierte en el segundo país afectado en Europa después de Francia.
La propagación del virus aumenta la ansiedad y la batería de medidas de contención. Muchos países han reforzado la precaución en sus fronteras. Mongolia fue más lejos, cerrando la carretera con China.
Malasia ha prohibido la estancia a las personas originarias de Hubei. Varios Estados desaconsejan viajar a esta provincia china pero Alemania lo ha extendido a toda China. Estados Unidos hizo lo propio.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) , que considera la amenaza “alta” sin por ello activar una alerta de salud internacional, afirmó el lunes que aún no sabe si los infectados son contagiosos antes de presentar los síntomas de la enfermedad, contradiciendo así a algunos altos cargos de salud chinos.
La amenaza de propagación es considerable. El alcalde de Wuhan reconoce que 5 millones de personas salieron de la esta ciudad de 11 millones de habitantes antes del Año Nuevo chino, celebrado el 25 de enero.
Se aplazan las clases
Las autoridades chinas han decidido prolongar tres días, hasta el 2 de febrero, las vacaciones de Año Nuevo (siete días festivos) , para retrasar los retornos masivos a las ciudades de cientos de millones de trabajadores migrantes y reducir el riesgo de propagación de la epidemia.
Además el comienzo del semestre de primavera en los colegios, centros de
secundaria y universidades se ha aplazado, informó el martes el ministerio de Educación, sin decir hasta cuándo.
China también recomendó a sus ciudadanos posponer los planes de viaje al extranjero. Wuhan parece una ciudad muerta. La mayoría de las tiendas están cerradas y se ha prohibido la circulación de vehículos no esenciales, constató un equipo de la AFP.
En los hospitales, la situación sigue siendo caótica: los pacientes tienen que esperar horas antes de ver a un médico. La construcción de dos hospitales adicionales con capacidad para más de 1.000 camas cada uno terminará la próxima semana.
“¡Venga Wuhan!” rezaba un cartel luminoso en un rascacielos de la ciudad en un intento de levantar el ánimo de la población. Un lema adoptado por el jefe del gobierno chino, Li Keqiang, quien visitó la ciudad el lunes.
Es el primer dirigente del régimen comunista en acudir a ella desde el comienzo de la epidemia. “La capacidad de propagar el virus ha aumentado”, según altos cargos de salud chinos, pero “no es tan potente como el SRAS”, un coronavirus que causó cientos de muertos a principios de la década de 2000.
La crisis aumenta los temores de un mayor debilitamiento de la economía china, incluso de la mundial. El lunes las bolsas de Japón, Europa y Wall Street caían y este martes Tokio perdía 0,86% a media mañana.