El ex presidente brasileño Lula da Silva se prepara para encabezar la oposición al Gobierno de Jair Bolsonaro, pero la derecha ya intenta articular una enmienda constitucional que le podría llevar otra vez a la cárcel.
Lula recuperó la libertad el viernes, y su vuelta al ruedo a la política ya fue un revulsivo para una oposición aletargada desde la llegada al poder del ultraderechista Jair Bolsonaro, quien asumió el pasado enero con una aplastante mayoría parlamentaria. El ex mandatario pasó 580 días preso por corrupción y fue liberado por un cambio en la jurisprudencia judicial, que pudiera llegar a ser alterado nuevamente en el Congreso, mediante una enmienda a la Constitución de 1988.
Aún así, con solo dos días en la calle, Lula ha reunido a todas las fuerzas del arco progresista, que estuvieron representadas en un gran acto de bienvenida organizado el sábado por el Partido de los Trabajadores (PT), que bajo la figura de su líder histórico se plantea ahora la conformación de un gran frente opositor.
Fuentes del PT consultadas dijeron que el primer objetivo que se trazó Lula para comenzar a reconquistar poder para las fuerzas de la izquierda son las elecciones municipales de octubre. Esos comicios serán una prueba también para el propio Bolsonaro, cuya popularidad ha caído en picada desde que asumió el poder y se sitúa hoy en torno al 30%, según diversas encuestas. EFE