Hoy se recuerda el Día Nacional de Lucha Contra el Abuso y la Explotación Sexual de Niñas, Niños y Adolescentes en memoria de la trágica muerte de Felicita Estigarribia. El crimen aún no fue esclarecido 16 años después.
“Esa tarde hacía demasiado frío; yo no quería levantarme de la cama y fue cuando mi mamá me preguntó si no quería comprar mandarinas de la niña que había llegado a casa”, rememora Liliana Gómez, que fue una de las últimas personas en ver con vida a Felicita Estigarribia.
La tarde a la que hace mención, es la del 31 de mayo de 2004, año marcado por la tragedia en nuestro país que meses después, en agosto, lloraría la muerte de 400 personas en el incendio del supermercado Ycuá Bolaños y en setiembre, el secuestro de Cecilia Cubas.
Felicita no llevaba ropa adecuada para abrigarse del frío y llegaba a las casas sin tener que ofrecer sus productos, porque ya todos sabían de su labor. Era menudita, morena y de poco hablar, según la recuerdan.
“Vuelta a trabajar, no hay descanso en tu labor, cara sucia en mi ciudad…” Inmortalizó Jorge Gómez Rodas, en aquella guarania que pinta la vida de un niño de la calle, que también era la realidad de Felicita.
Todavía le quedaban unas mandarinas en su canasta cuando la vio Fredy Florenciano, principal sospechoso del caso, que según Liliana, estaba jugando a la lotería, un juego casero que juntaba a muchos jóvenes de la zona en una casa contigua donde también fue a ofrecer sus mandarinas.
“Ella ya se estaba yendo a su casa, cuando la encontró ese muchacho”, expresó la mujer que nunca más pudo olvidar el rostro de la pequeña vendedora.
Por entonces, nadie se imaginaba que serían las últimas horas en que se la vería a la niña de las mandarinas con vida.
Solo pocos testigos la vieron ir de cerca de un muchacho hacia el puente que cruza por el lago Yaguarón.
Una gaseosa que llevaba en la mano fue el pretexto para acercarse a hablarle. Ella se sirvió unos tragos y aceptó acompañarlo a su casa, donde supuestamente tenía el dinero para comprarle de lo que quedaba de sus mercancías.
Felicita no llegó a casa en la tarde del 31 de mayo, luego se hizo de noche y ya hubo preocupación de quienes la conocían.
La encontraron al otro día, a la vera del cerro Yaguarón, sin vida y con signos de haber sido violada.
Felicita, es hija de Florencia Estigarribia Ferreira y Claudio Mancuello, que no le dio su apellido.
Repitió varias veces el primer grado en la Escuela Básica 5355 Santa Librada, de Yaguarón; le costaba aprenderse las lecciones porque lo suyo era trabajar y hacer que los dedos de sus manos se conviertan en el pan del día a día. Hoy, hubiera tenido 27 años.
La calle y la necesidad forjaron en ella un carácter fuerte, incapaz de callar las injusticias. Este sería el motivo de tanto ensañamiento de su agresor, afirman las personas que la conocieron bien. Felicita no iba a callar ante un abuso y tal vez, haya sido por eso, que terminaron con su vida.
Su recuerdo, en mayo. El fiscal del caso, Darío Villagra, reconoce que luego de 16 años, sigue como materia pendiente concretar la detención de Fredy Florenciano Brítez, principal sospechoso del crimen que todavía sigue prófugo. “Circunstancialmente, cada mayo, desde aquel tiempo, se ocupan de buscarle pero no es una búsqueda intensa, ese es nuestro problema, conste que hay mucha presión mediática”, explicó.
Afirma que es la Policía la que debe concretar su captura, pero muy poco se hace. Refiere que el caso no puede prescribir, porque Florenciano está en estado de rebeldía. “Él tiene orden de captura internacional, cada año, nosotros y el Juzgado, de oficio reiteramos la detención”, agregó.
Al comienzo, el señor que le había contratado al sospechoso como un casero fue introducido en la investigación. Incluso, fue detenido y procesado, pero luego de reunirse pruebas, a él ya se le dio sobreseimiento.
El fiscal refirió que nunca se encontraron otros elementos para reabrir la causa con relación a esta persona, porque muchos testigos solo vieron a Florenciano cuando le conducía a Felicita hacia el lugar donde finalmente fue encontrada.
Cada 31 de mayo, el día de su desaparición, en Yaguarón se realizan marchas simbólicas hasta el lugar donde fue encontrada donde se levantó un monumento a su nombre.
Este año, debido a las medidas sanitarias adoptadas por la lucha contra el Covid-19, los pobladores no podrán salir a la calle para elevar la voz pidiendo justicia.
Mientras en algún rincón del país el sospechoso de haberla violado y matado, verá como pasa otro mes de mayo sin que se salde la deuda con la niña que vendía mandarinas.
// Fuente: Última Hora