Cada fin de año es lo mismo, las comidas en abundancia y el malestar posterior.
Navidad y Año Nuevo son festividades que están instaladas en la vida social y cultural. Traspasan religiones y creencias y se convirtieron en parte de una época de reunión con los afectos, brindis y celebración. Pero existe una contracara de los festejos. Qué «dejan» las Fiestas a nivel físico y emocional.

Navidad y Año Nuevo son festividades que están instaladas en la vida social y cultural. Traspasan religiones y creencias y se convirtieron en una época de reunión con los afectos, brindis y celebración. Pero existe una contracara de los festejos, que podría diferenciarse en «lo que dejan» a nivel físico y mental/emocional.

Durante las últimas semanas del año se disparan de forma considerable los casos de hipertensión arterial, el aumento del colesterol y la obesidad, aumentando la cantidad de eventos cardiovasculares, consecuencia de la conjunción de algunos factores como postergación y/o demora en la consulta médica, olvidos en la toma de la medicación habitual, excesos en la alimentación y aspectos emocionales.

Las largas semanas de comidas copiosas no tardan en pasar factura. Y no sólo -aunque sobre todo- para aquellas personas susceptibles como son los pacientes con factores de riesgo o con enfermedades cardiovasculares, sino también para quienes postergan el cuidado de su salud «para después de las Fiestas».

Además del cansancio físico, a nivel psicológico en esta época del año entran en escena las emociones. La llegada de fin de año es percibida por muchos como un cierre de ciclo y una evaluación de las metas alcanzadas y de aquellas que no se lograron. Es en función de estos balances el grado de satisfacción o frustración que experimentamos, aumentando, en algunos casos, nuestros niveles de estrés y de ansiedad.

Pero la realidad es que el espíritu festivo afecta a todos de una manera diferente. A muchos Navidad y Año Nuevo le generan una gran alegría y entusiasmo aunque para otros es motivo de nostalgia y depresión.

En ese sentido, el director de Psiquiatría y Salud Mental de Ineba, Horacio Vommaro, destacó: «Las Fiestas son vivenciadas de manera diferente por cada familia y por cada uno de sus integrantes. Pueden surgir reacciones diversas y las consultas más frecuentes en estas fechas en el ámbito de la salud mental tienen que ver con alteraciones somáticas, fatiga, tristeza, ansiedad y trastornos del sueño. La mayoría de las consultas en esta época se polarizan en situaciones de excesos o carencia».

 Los buenos hábitos alimentarios y de actividad física se deben mantener durante todo el año

«Debemos respetar los sentimientos de cada uno, dado que los mismos son de carácter circunstancial y de índole personal. No hay mejor manera de celebrar que tratar de gozar de la compañía de aquellos seres queridos; tratando en lo posible de reducir este vertiginoso ritmo de vida que llevamos muchos de nosotros y aprovechar esta oportunidad para tomarnos un tiempo para el relax y el disfrute», sostuvo Provera, en tanto Vommaro remarcó: «En esta época del año se actualizan patologías de desamparo y desvalimientofundamentalmente cuando el trauma fue provocado en el seno familiar En muchas de estas situaciones la familia no puede ser continente, más si ha sido parte, y entonces se trata de ayudar a encontrar una respuesta que sirva de soporte y que contribuya a generar una red vincular reparadora».

Fuente Infobae