El padre Andrés Arango, párroco de una iglesia en Phoenix (Arizona), renunció a su cargo cuando se dio a conocer que estaba haciendo mal el sacramento del bautizo, un error que pudo haber afectado a miles de creyentes a lo largo de veinte años.

Al momento de verter el agua bendita sobre la cabeza de la persona bautizada, el padre Arango decía “Os bautizamos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. Pero aquí había un error crucial, según considera la Iglesia Católica. No es “nosotros”, es “yo”, es decir “Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.

Según la Iglesia, los sacerdotes tienen la obligación de pronunciar las palabras de los sacramentos tal como fue establecido por las autoridades eclesiásticas en sus respectivos idiomas. Cualquier variación implicaría la invalidez, en este caso, del bautizo.

De acuerdo a una investigación que divulgó la Iglesia en enero, el padre Andrés Arango, adscrito a la Iglesia de San Gregorio en Phoenix, realizó de manera incorrecta miles de bautizos a lo largo de más de veinte años, incluyendo sus estancias en Brasil y California.

Los resultados de la investigación dejaron múltiples dudas entre los feligreses del cura. Si bien es necesario bautizarse de nueva cuenta, qué pasa si una persona bautizada de manera incorrecta realiza otros sacramentos, como el matrimonio. ¿Hay que casarse otra vez? “Tal vez. No hay una respuesta clara aún”, indicó la Diócesis de Phoenix.

“Me entristece saber que he realizado bautismos inválidos a lo largo de mi ministerio como sacerdote al usar regularmente una fórmula incorrecta”, dijo el cura en su renuncia al cargo. “Lamento profundamente mi error y cómo esto ha afectado a numerosas personas en su parroquia y en otros lugares”.

¿Por qué tanto alboroto si solo cambia el pronombre? Según los especialistas, hablar en primera persona del plural da la impresión de que la purificación del alma es una bendición proveniente de la comunidad. En cambio, al decir “yo”, se infiere que es Dios el que está haciendo la gracia a través de las acciones del sacerdote.

Aunque el padre Arango renunció como párroco de esta iglesia, muchos de sus feligreses lanzaron una petición para que el sacerdote conserva su cargo. Aseguran que no hubo una mala intención detrás del error.

Aunque el padre Arango renunció como párroco de esta iglesia, muchos de sus feligreses lanzaron una petición para que el sacerdote conserva su cargo. Aseguran que no hubo una mala intención detrás del error.

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