Francisco Meza Martínez, nada menos que hermano de Magna María Meza, sindicada como una de las líderes históricas del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), aparece en varias imágenes compartiendo con el senador liberal Luis Alberto Wagner con quien dijo estar “unido” por la causa de Guahory.
Meza se desempeña como funcionario del municipio 3 de Febrero de Caaguazú, donde el intendente local Tulio David Matto también es del PLRA y ambos tendrían según los datos activa participación en el conflicto de tierras que se desató en dicha zona, específicamente en la colonia Guahory, del distrito Tembiaporâ del departamento de Caaguazú.
Precisamente los colonos de dicha zona acusan directamente al senador Wagner de ser uno de los instigadores de las ocupaciones campesinas que derivaron en una crisis social en el citado distrito a raíz del violento desalojo. Para el gobierno las ocupaciones son ilegales puesto que los propietarios de las tierras –en su mayoría productores brasileños afincados en la zona- ya cuentan con títulos desde hace más de 20 años.
Meza y Wagner aparecen en varias imágenes compartiendo con los pobladores del distrito 3 de febrero, localidad donde su hermana Magna Meza trabajó y estudió corte y confección por varios años. La mujer soldado del EPP es buscada por la justicia y está imputada por el secuestro y homicidio de Cecilia Cubas, además de los plagios de los ganaderos Luis Lindstron y Fidel Zavala; asimismo se le atribuye la muerte del policía Andrés Ceferino Brítez. Precisamente en una de las últimas imágenes captadas de Meza se la observa en un campamento del EPP confeccionando uniformes para la agrupación y al lado suyo una poderosa ametralladora.
El EPP es un grupo criminal que opera en la marginalidad y reivindica la lucha armada como método para llegar al poder, pero que no ha logrado consolidarse como para afirmar que constituyen una amenaza para la democracia del país. Si bien el partido político Patria Libre de cuyo desprendimiento surgió el EPP sigue activando, los principales líderes del grupo están presos y los “soldados” del EPP han disminuido su potencial. Tampoco han logrado expandir sus operaciones. Su poder real se concentra en la zona norte del país donde ciertamente se ha instalado un ambiente de inseguridad sobre todo en los establecimientos rurales de la región.
En los últimos tiempos, han perpetrado aislados ataques y se han enfrentado a las fuerzas del orden. En diez años de lucha fueron asesinados nueve policías y sólo tres miembros del EPP fueron abatidos. Para la percepción ciudadana esto es considerado un fracaso y se reclama mayor efectividad, ya que con una acción decidida y más firme se podría desbaratar esta banda que mantiene en zozobra a los pobladores norteños.
