Agredieron a los trabajadores y destruyeron mesas, sillas, computadoras y ventanas cuando les informaron que no podrían llevarse el cadáver por riesgo de contagio.
Los familiares de un paciente que era COVID-19 positivo y falleció este miércoles agredieron a los médicos y destrozaron el mobiliario del Hospital El Pino de San Bernardo, al sur de la capital chilena, cuando les informaron que no podían retirar el cadáver por riesgo de contagio.
El director del Hospital, el médico Patricio Vera, contó que fueron más de una decena de personas las que actuaron contra el personal. “Ellos ingresaron violentamente al servicio de urgencia, entre 11 a 12 personas, invadieron el lugar y nos amenazaron, rompieron mobiliario del hospital y por suerte no hubo lesionados. Fue una situación bastante estresante la que vivimos”, relató.
Sin la posibilidad de proporcionar mayores detalles, debido a la ley de protección y derechos del paciente que rige en Chile, el recinto sin embargo, aseguró que tras el fallecimiento de la persona víctima de coronavirus, se le permitió a los familiares despedirse. Tras esto, y al solicitarles que abandonaran el lugar, comenzaron los problemas. La situación estalló, cuando se les indicó que no se les entregaría el cadáver.
Las personas involucradas rompieron mesas, sillas, computadores y ventanas del centro de salud. Insultaron y amenazaron al personal. Incluso, uno de los momentos más álgidos se vivió cuando uno de los agresores se acercó a una funcionaria que estaba registrando el hecho con su celular y la amenazó al punto de que ella debió apagar su teléfono.
Armando Lorca, un paciente que se encontraba esperando atención describió la situación. “Yo me fijé que los funcionarios estaban muy nerviosos. Yo entiendo que nadie quiere dar una mala noticia a los familiares de las personas que mueren, pero estamos en una situación de tanta urgencia que tenemos que saber entender. También los trabajadores tienen que entender que están tratando con personas de carne y hueso, que sienten dolor, y si ellos no son deferentes con la gente, los empiezan a cuestionar. Esta gente no tiene educación, son violentos, pertenecen a quizás qué grupos, entonces no se les puede pedir que además de la situación dolorosa que tienen, que entiendan”, declara.
Otro de los reclamos que se hizo saber tras la agresión, fue la nula presencia de personal policial en el recinto.
El hecho fue considerado como grave por Patricio Torres, presidente de una de las asociaciones de trabajadores del hospital, y afirmó que desde la última semana del 2020 ya cuentan tres incidentes similares. “Nuestros compañeros ya están cansados, además están cansados con todo el tema de la pandemia. Todavía hay mucha gente que no ha tenido descanso, no hemos tenido vacaciones”, dijo.
Su declaración a partir de los hechos que quedaron registrados, complementa un dato que fue advertido por la Sociedad de Medicina Intensiva (Sochimi), que evaluó la afectación de los trabajadores ante la emergencia sanitaria, y que encontró, además, que esta condición se ha masificado: en julio, al término del primer peak, el 73% de los trabajadores declaraba padecer un trastorno denominado Síndrome de Burnout.
Según declara el informe de la Sochimi, a 10 meses de iniciada la pandemia, el 87% del personal de las unidades de cuidados intensivos del país padece este síndrome, que en términos simples es una respuesta al estrés laboral caracterizada por un agotamiento emocional extremo.
En el mismo Hospital donde se registró la última agresión, los trabajadores anunciaron que iniciarán un paro y que sólo trabajarán turnos éticos, es decir, atención disminuida a sumas urgencias. Una de las principales exigencias de los funcionarios es mejorar las condiciones y elevar el estándar de seguridad de los recintos hospitalarios que se ve sobrepasado con grupos de personas que actúan como turba cuando pretenden agredir.
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