Pese al duro proceso que atravesó el idioma guaraní en la historia paraguaya y la falta de políticas educativas que lo incluyan más dentro de las enseñanzas en las escuelas, esta lengua nativa se mantiene viva en las casas, en las calles y en el diario vivir de los paraguayos. Este jueves es el Día del Idioma Guaraní.
De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en Paraguay la población de cinco años y más que habla con mayor frecuencia el idioma guaraní representa el 33,4% del país, mientras los que hablan con mayor frecuencia guaraní y castellano, es decir jopara, son el 34,7%. Sumado ambos porcentajes, más de la mitad de los paraguayos habla y entiende este idioma.
Para el profesor David Galeano, presidente del Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní, hay un uso mayoritario del guaraní, mientras que el jopara no es solamente en el guaraní, también se da el jopara en castellano. «Cuando nosotros decimos ‘vení na, andate na’ es la presencia del guaraní en el castellano», ejemplificó.
Sostiene que el guaraní esta muy presente en la cotidianeidad y que un 80% de la población paraguaya tiene adquirida la lengua, es decir la entiende. Afirma que en muchos casos, las personas requieren de un mayor vocabulario y poder pronunciar correctamente las palabras.
«Casi la mitad de un país hablan exclusivamente guaraní, o más guaraní que castellano y esa gente históricamente fue discriminada y ya no queremos que esto exista», señala en el Día del Idioma Guaraní, que junto con el castellano son el idioma oficial de Paraguay.
La enseñanza en guaraní
El lingüista señaló que una falencia histórica del Estado es la relación entre la educación inicial y el guaraní.
Galeano ya vio su historia repetirse muchas veces en otras personas: Ir a la escuela con tan solo cinco años, hablando solo en guaraní, y encontrarse en el aula, mirando fijamente, con la boca abierta, a una maestra que habla en un idioma que no entiende, esperando que en algún momento hable como él.
«La profesora habla en castellano, los libros están en castellano y los exámenes son en castellano, pero el 40% de los niños y niñas habla y entiende guaraní», explica.
«Hay gente que va a la escuela y no entiende lo que se habla porque no se habla en su idioma que es el guaraní. Nunca se quiere admitir que gran parte de la deserción escolar es por el hecho que siempre se enseñó en castellano para niños guaraní parlante. Un 40% del Paraguay sigue sumido en un proceso de ignorancia en cuestiones culturales que la escuela enseña», lamenta.
Cuestiona que esta discriminación representa no solo una lesión a los derechos lingüísticos, sino a los derechos humanos, como la educación, la salud, el trabajo y otros. Alega que tanto niños y jóvenes abandonan la escuela mayormente porque no entiende la clase.
Dijo que muchas veces esta situación se da por una cuestión de conveniencia por el verdadero interés de que las personas no aprendan y seguir teniendo una población con baja educación.
«Hay gente que porque habla en guaraní se automargina y a eso llegamos como consecuencia de no aplicar la enseñanza en guaraní», indicó.
Conociendo más de nuestra legua materna
El profesor asume que no se puede querer algo que no se conoce, de ahí es que resalta algunas de las particularidades de nuestro idioma guaraní y explica que el uso del jopara se da de una manera inconsciente.
«El caso del paraguayo es muy particular, nosotros pensamos en guaraní y hablamos en castellano. Recuerdo el caso de una lingüista catalana que me había consultado sobre el significado que le dan los paraguayos a las palabras ‘un poco’, y le respondí que en Paraguay un poco significa ‘todo’. En Paraguay si te dicen vení na un poco, significa vení todo. Eso viene del guaraní porque se dice ejumi, que es una forma dulce de decir vení por favor», explica.
Mencionó que existen varios prefijos utilizados en el castellano inventados por los paraguayos debido a la presencia del guaraní.
«‘Vino sique, dijo sique’, eso viene de la palabra katu (posible) que es en guaraní, pero que al no poder introducir al habla español le agregamos ‘sique’ como traducción», enseñó.
Dijo que esto se produce en el inconsciente porque pensamos en guaraní y hablamos en español. «Es un fenómeno único en el mundo que ocurre en Paraguay», destacó.
Lo mismo sucede con los agregados ke, pio, nio, lo, na, taen, niko, pa, que provienen del guaraní, pero que están presentes en el castellano.
«El guaraní, un idioma casi perfecto»
Según el maestro de guaraní, el castellano tiene más de 2.000 verbos irregulares, mientras el guaraní solamente tiene 6, lo que hace que lingüistas extranjeros se sientan muy atraídos por el guaraní.
«Es una característica muy interesante, porque no tener casi verbos irregulares es la imagen de una lengua casi perfecta, las lenguas perfectas son las que menos irregularidades tienen», resaltó.
Agregó que otro punto interesante es que los adjetivos calificativos en guaraní no tienen plural o género como lindo o linda, lindos o lindas que tienen una sola traducción: «Porã».
«No hay masculino, femenino, singular ni plural y la falta de concordancia no es culpa del guaraní, sino de la falta de educación», insistió.
Galeano comenta que contrario al pensamiento de que el guaraní no ayuda a hablar bien el castellano, tener un segundo idioma ayuda a desarrollar aún más nuestra capacidad.
«Todo esto nos da a entender que son dos lenguas totalmente diferentes y coexisten en la mente de una persona y que demuestra cómo los paraguayos podemos desarrollar nuestros conocimientos en dos mundos. Nosotros tenemos conocimientos duplicados; un monolingüe sabe uno, mientras que si sabe guaraní sabe dos, mentalmente desarrolla esa capacidad de dos idiomas», destacó.
Repitió que es el sistema educativo el culpable de no aprovechar esta capacidad que tenemos los paraguayos de comprensión de análisis en dos idiomas.
El profesor asegura que cada vez son más las personas que entienden la importancia del guaraní y le dan el valor que se merece, comprendiendo que este idioma viene «de un lugar donde la gente se arrodilló por hablar guaraní, donde recibió golpes por hablar en guaraní, donde la gente volvía de la escuela diciendo ‘no voy a hablar guaraní'», pero que ni todo esto pudo detener su existencia.
«Venir de un tiempo tan funesto como este, hablando con varios lingüistas, (sé que) nadie tiene en la historia de su país un proceso como vivió el guaraní, una lengua tremendamente reprimida, discriminada, degradada. Sin embargo, está acá, viva entre nosotros», puntualiza.
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