Los bomberos combaten al sur del Estado de Oregón un siniestro que ha consumido un área rural similar a la extensión de Los Ángeles.
Han pasado 13 días y el incendio Bootleg no para de crecer. El fuego consume la parte sur del Estado de Oregón, al oeste de Estados Unidos. Más de 2.200 personas organizadas en varias brigadas trabajan para combatir la quema, pero esta sigue su paso catastrófico alimentada por el aire caliente que sube desde el sur y por las maderas y pastos secos que le sirven de combustible gracias a meses de sequía y altas temperaturas. El de Bootleg ha sido un siniestro desastroso para áreas forestales, pero de momento no ha dejado ninguna víctima mortal debido a que avanza por zonas rurales y de población dispersa. Las autoridades han puesto en alerta de evacuación para este martes al condado de Lake, en el que viven 7.000 personas.
El incendio Bootleg ha quemado, hasta la noche del lunes, 140.000 hectáreas, una superficie casi tan grande como la ciudad de Los Ángeles. Ese enorme tamaño ha hecho más complicado el trabajo de las brigadas, que solo han podido contener un 30% y que tuvieron que interrumpir por nueve días consecutivos la lucha contra el fuego por el comportamiento errático de las llamas. Más de 5.000 casas han estado bajo alerta, pero los trabajos de los bomberos han hecho que se relajen las medidas de evacuación o incluso que la gente vuelva a sus hogares. Las llamas han calcinado 70 casas y un centenar de edificios como graneros y cobertizos, un número bajo en comparación con las pérdidas que otras temporadas de fuego han dejado a su paso por Oregón en años anteriores. La quema se dirige ahora al norte y al este dejando gruesas columnas de humo durante el día y la noche.
El trabajo de los bomberos por el momento es limitar los daños que Bootleg deja a su paso. Las brigadas acorralan las llamas que saltan de las líneas principales y pueden crean un incendio nuevo. Uno de estos ya alcanzaba los 10 kilómetros cuadrados en superficie. Bootleg está cerca de incorporar a su camino a un fuego más pequeño, el Log, que consume desde hace días el noreste del bosque de Fremont, a casi 500 kilómetros al sur de Portland, la ciudad más poblada del Estado.
James Johnston, un académico de la Universidad de Oregón y experto en este tipo de incendios, ha señalado que este es el cuarto incendio más grande en el Estado, el noveno más grande de Estados Unidos. El más grande, Long Draw, se registró en 2012 y consumió 226.000 hectáreas, un área mayor a la que ocupa Luxemburgo en Europa. El Biscuit quemó 200.000 hectáreas de parque nacional en 2002. El profesor aseguró a la agencia Associated Press que otros siniestros registrados entre 1600 y 1700, que su equipo de trabajo ha reconstruido en su laboratorio, eran tan grandes o más que el Bootleg. Las quemas de estas magnitudes suelen estar prendidas durante meses hasta que son apagadas por lluvias en otoño o a principios de invierno.
El pronóstico es devastador para las próximas semanas, principalmente por las altas temperaturas y los años de sequía que han afectado a la región. Al menos 16 incendios estaban activos hasta la noche del lunes, en Oregón y California, incinerando casi 200.000 hectáreas de acuerdo a las autoridades del Centro de Coordinación del Noroeste. Montana registra 18 más e Idaho 17. Más de 19.600 bomberos están luchando contra las llamas en 2021, un año en el que se prevé se supere el histórico número de incendios de 2020.
California, vecina al sur de Oregón, vigila también con preocupación el avance del incendio Tamarak, que se mueve rápidamente al sur de la muy turística zona de Lago Tahoe. El fuego comenzó el 4 de julio, cuando un rayo cayó sobre un árbol solitario causando un pequeño fuego pero rodeado de una barrera natural. Los bomberos de la zona lo dejaron para después, pues estaban ocupados extinguiendo otros incendios de la región. Las condiciones y el aire cálido de los últimos días lo alimentaron. Para el 16 de julio era ya un siniestro fuera de control: está contenido al 0% y ya ha quemado cerca de 10.000 hectáreas. Las autoridades del Estado han pedido la evacuación de varias áreas del diminuto condado Alpine, que apenas supera los 1.000 pobladores.
// El País