Hoy, con el miércoles de Ceniza se inicia la cuaresma, un tiempo fuerte, un signo que ha marcado la historia de la humanidad, siendo el ayuno una forma de reflexión cristiana.

“La Cuaresma es el inicio de un tiempo de oración, de penitencia, de ayuno y limosna en la que los cristianos durante su vida ordinaria deben practicar”, explicó el monseñor Amancio Benitez, secretario de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), en diálogo con la 650 AM.

En ese contexto, el padre indicó que también es el tiempo donde la iglesia hace un llamado para acercarnos más a Cristo, para que uno pueda identificarse, ya que la vida debe ser como un peregrinaje hacia la eternidad y es como uno tiene que caminar en la presencia de Dios.

A eso nos llama en el tiempo de Cuaresma, para que cada uno tome conciencia, primero que somos polvo y al polvo volvemos, pero llevamos el sello de la inmortalidad y la eternidad, por ser imagen y semejanza de Dios y porque somos redimidos por Cristo”.

En tal sentido, el monseñor Benítez hizo la invitación a la ciudadanía para unirnos más a Cristo, a meditar, mirar nuestra propia vida para la conversión, saber dónde estamos caminando y si este camino nos lleva a la vida eterna o a la perdición, manifestando que Dios no condena y que solamente llama a la conversión. “La condenación es una autocondenación que, uno al despreciar la vida que viene de Dios y todo lo que Jesús nos ha enseñado, decide alejarse”.

En cuanto al ayuno, el religioso señaló que es para profundizar y no solo llevarlo a la práctica exterior. En tal sentido, dijo que el Concilio Vaticano Segundo nos ha abierto más a las reflexión. Llama a renunciar de forma libre a una ración de comida, sea desayuno, almuerzo o cena, a disminuir la cantidad y así ayudar al prójimo que no come.

Eso ayudaría a dominar el apetito más fuerte, el instinto más fuerte que es el hambre y no caer en la gula, que es considerado un pecado y, en su sentido espiritual, conseguir la unión con Cristo.

“La Iglesia hace el llamado al ayuno por cuestiones espirituales y de comunión para dominar la autosuficiencia y así lograr un espíritu más libre logrando dominar el instinto, primero del hambre, luego los demás como el poder al dinero, la lujuria, que terminan esclavizando a las personas”, puntualizó Benítez.

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