El 2024 trae una sorpresa a diferencia de años precedentes. Tiene un día más en el calendario. A diferencia de los años regulares de 365, el 2024 tendrá 366 días. En esta nota se revela el motivo de la existencia de este fenómeno.

El año bisiesto supone una curiosidad, quizás matemática, que tuvo que ser resuelta por expertos para que las estaciones del año, tal como se conocen, sigan inalterables a través del tiempo.

El año bisiesto añade un día al calendario regular de 365 días, totalizando 366. Es por esto que cada cuatro años existe el 29 de febrero, un mes que habitualmente suele ser de 28 días.

¿Por qué existe el año bisiesto?

Cronológicamente hablando, las estaciones y la armonía a través del tiempo son posibles gracias a un calendario, y los años bisiestos ayudan a ajustar un desfasaje existente.

A continuación se explica mejor este desajuste. Cada año en realidad no tiene 365 días, o sea, la Tierra no gira completamente al Sol en ese tiempo, ya que lo realiza en 365 días, 5 horas, 46 minutos y 48 segundos.

Entonces, al incluir 365 días en un calendario, se excluyen esas casi seis horas sobrantes o un cuarto de día. Como no existe un calendario con días enteros que puedan completar el año, entonces se buscó la forma o un método para corregir ese desajuste.

Es así que si esas horas sobrantes anualmente, equivalentes a un cuarto de día por año, se suman hasta completar un día entero de 24 horas, se logra cada cuatro años.

Ese día completo finalmente se introduce en el mes de febrero, obteniéndose el llamativo año bisiesto.

Con esto se logra compensar el desajuste en el giro de la Tierra alrededor del Sol, y se mantienen también las estaciones inalterables a través del tiempo.

Si este día adicional no se añade cada cuatro años, los expertos señalan que cada 12 años los calendarios sufrirían un desfasaje de tres días, a tal punto que las estaciones no podrían iniciar en el mismo mes cada año, y trayendo, por consiguiente, algunos problemas para la agricultura (en siembras y cosechas) y en otros sectores de la economía.

Es por eso que el 2024 tendrá un día adicional para compensar ese desajuste mencionado y así lograr un equilibrio a través del tiempo.

Los calendarios a través del tiempo, ¿cómo fueron?
A lo largo de la historia, la agricultura fue una de las principales actividades de supervivencia del ser humano, algo muy vinculado a las estaciones.

El ser humano fue consciente a través del tiempo de que existía un leve desfasaje en el calendario, algo que no se logró resolver con éxito, pese a intentos fallidos.

Los sumerios, una civilización de hace 5000 años de antigüedad, obtenían su año de 12 meses de 30 días cada cual, sin lograr completar los 365 que se requerían para que la Tierra logre su trayectoria completa alrededor del Sol.

Otras culturas se guiaron por el calendario lunar, con un desfasaje de 11 días con las estaciones.

La Antigua Roma también cayó en el error, ya que incluían días de modo irregular a los años para tratar de ajustar el desfasaje, sin lograr el calce necesario.

Gracias al papa Gregoriano XIII, se aplicó una reforma y se creó el popular calendario gregoriano en 1582.

Este calendario se usa actualmente en todo el mundo, puesto que permite una medición del tiempo más apropiada y de allí la importancia de la existencia del año bisiesto dentro del calendario.

¿Es realmente importante el año bisiesto?
Los años bisiestos son trascendentales para que el año calendario, tal como lo conocemos, coincida con el año solar, es decir, que la cantidad de tiempo se ajuste a lo que le toma a la Tierra dar una vuelta completa alrededor del Sol.

Esa vuelta tarda 365 días, con un residuo de 5 horas, 46 minutos y 48 segundos por año, algo que quizás no parezca gran cosa.

Sin embargo, si se siguen restando casi 6 horas cada año durante muchos años, las cosas se pueden complicar bastante.

Por ejemplo, enero suele ser un mes cálido del verano en el hemisferio sur. En tanto, si nunca se tuviera el año bisiesto, todas esas horas sobrantes se sumarían a días, semanas e incluso meses. Con el tiempo, dentro de unos cientos de años, enero podría terminar siendo un mes de invierno.

Gracias al calendario, las estaciones pueden presentarse de forma regular, y esto permite, a su vez, la planificación de las actividades de agricultura, cosecha y siembra, entre otros sectores de la economía.

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