Tras un año de marchas y contramarchas y una serie sin precedentes de escándalos de todo tipo, llegó el día de poner las cartas sobre la mesa.
EFE, AFP y REUTERS
WASHINGTON – EEUU
La demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump realizaron ayer el último esfuerzo para mantener vivas sus aspiraciones de llegar a la Casa Blanca, en la última página de una campaña histórica en Estados Unidos.
Después de algo más de un año de marchas y contramarchas, dramas inesperados y una serie sin precedentes de escándalos de todo tipo, para la ex secretaria de Estado y el polémico millonario llegó hoy es el día de poner todas las cartas sobre la mesa.
Tan antagónicas como el día y la noche son las hojas de ruta que han seguido Clinton y Trump para intentar alcanzar la misma meta: la conquista de la Casa Blanca en las elecciones de hoy 8 de noviembre.
Pocas veces en la historia, EEUU se vio abocado a elegir entre dos candidatos con personalidades y trayectorias tan dispares para desempeñar el cargo político más poderoso del mundo.
Con dilatada experiencia política, la ex primera dama, ex senadora por Nueva York y ex secretaria de Estado anunció el 12 de junio de 2015 su candidatura presidencial por el Partido Demócrata para 2016.
Dos meses después, el magnate y estrella televisiva Donald Trump, todo un «forastero» de la política, campo en el que nunca ocupó un puesto, oficializó el 16 de junio sus aspiraciones al ritmo del legendario himno de Neil Young Rockin’In The Free World.
inicio de la batalla. A partir de ahí comenzó una carrera muy desigual hacia la Casa Blanca: por un lado, Clinton, con todas las quinielas a favor y el apoyo incondicional de su partido; y por otro, Trump, con todos los pronósticos en contra y el rechazo de su propia formación política.
En la batalla por la nominación presidencial demócrata, la ex secretaria de Estado sólo tuvo en frente a dos rivales de calado, el septuagenario senador por Vermont Bernie Sanders y el descafeinado ex gobernador de Maryland Martin O’Malley.
Nada más empezar el 1 de febrero en Iowa el periodo de elecciones primarias y caucus (asambleas electivas) para designar a los candidatos a la Casa Blanca, O’Malley tiró la toalla y dejó vía libre a Clinton y Sanders, autoproclamado «demócrata socialista».
Más rocoso se reveló el camino hacia la candidatura presidencial de Trump, el adalid de la «incorrección política», quien se enfrentó a 16 aspirantes, entre ellos nombres de tanto pedigrí republicano como Jeb Bush, Marco Rubio o Chris Christie. Con un discurso populista plagado de insultos a sus contrincantes y a grupos como los inmigrantes y los musulmanes, el magnate llegó al ciclo de primarias como favorito en las encuestas, para sorpresa de la clase política, los analistas y la prensa.
Clinton y Trump protagonizaron una de las campañas presidenciales más desagradables que se recuerdan en EEUU, una realidad palpable en la crispación de sus 3 debates televisados.