El presidente de Estados Unidos considera “una pérdida de tiempo” debatir a través de una pantalla con su rival demócrata.
Una vez más, Donald Trump quiere jugar con sus propias reglas. El presidente de Estados Unidos ha anunciado este jueves que considera una soberana “pérdida de tiempo” participar en un debate virtual frente a su rival Joe Biden y que por lo tanto no acudirá a la cita del próximo jueves 15 de octubre. Toda lógica implicaría que el mandatario debería de estar convaleciente en la Casa Blanca debido a la enfermedad del coronavirus que sufre. Y sin embargo, Trump ha lanzado un órdago a la Comisión de Debates Presidenciales comunicando su baja en el que sería el segundo debate y advirtiendo de que empleará ese tiempo en algo más útil: un evento con sus seguidores.
El presidente insiste en que no está contagiado e incluso asegura que cuando lo estuvo fue como “una bendición de Dios”. Así lo expresó el pasado miércoles en un vídeo de cinco minutos de duración que hizo público a través de Twitter. Eufórico, gesticulando como suele hacer con sus manos, el mandatario declaró: “Me encuentro genial. Me encuentro como perfecto”.
Atendiendo a su propio diagnóstico y sin ninguna información oficial médica por parte de la Casa Blanca que le contradiga, Trump ha decidido romper las normas de campaña y desoír a la Comisión de Debates Presidenciales -que es la instancia que ha dictado que el segundo debate sea virtual-. No solo Trump cree que un debate así no está a su altura, si no que va más allá y ve juego sucio ya que, en su opinión, lo que la Comisión trata de hacer es “proteger” al candidato demócrata, Joe Biden.
“No es aceptable” para mi campaña, concluyó el mandatario durante una entrevista concedida al canal económico de la Fox. “Eso no es un debate. Sentarse tras un ordenador y debatir, es ridículo”. La comisión explicó su decisión en su búsqueda de “proteger la salud y la seguridad de todos los involucrados”, en un país muy golpeado por la pandemia de la Covid-19 que ha dejado más de 210.000 muertos. Ambos candidatos, además, tienen una edad de alto riesgo, Trump 74 años y Biden 77.
“Para empezar, yo creo que estoy mejor”, dijo el presidente en conversación telefónica con la cadena Fox, en la que aseguró que le encantaría tener “un mitin” electoral esta misma noche [por este jueves]. Cargado de arrogancia, Trump aseguraba que hubiera hecho ya uno, porque se encuentra mejor, según sus propias palabras, “que hace 20 años”, dijo el gobernante, que va muy por detrás en las encuestas frente a su rival demócrata, a menos de un mes para las elecciones del próximo 3 de noviembre. “No creo que yo sea contagioso en absoluto”, insistió el presidente. “Estoy de vuelta porque soy un espécimen físico perfecto”, finalizó Trump.
La campaña del exvicepresidente demócrata ya se había mostrado preocupada por la seguridad (en términos sanitarios) del debate porque tendría lugar a menos de dos semanas después de que Trump diese positivo por coronavirus y fuese ingresado en el Hospital Militar Walter Reed, después de que tuviera caídas importantes en sus niveles de oxígeno y comenzara un agresivo tratamiento experimental con Regeneron, la farmacéutica propietaria del tratamiento con anticuerpos monoclonales que ha recibido el presidente y que este jueves solicitaba al regulador del medicamento estadounidense (FDA, siglas en inglés) autorización de emergencia para que su terapia esté disponible a toda la población. Biden aseguró que participaría en el debate siguiendo las recomendaciones de seguridad sanitaria que dictasen los organizadores escuchando la opinión de los expertos en salud.
Con un tono insultante similar al que suele usar el mandatario, el director de campaña de Trump, Bill Stepien, también positivo por coronavirus, declaró a través de un comunicado que “las criaturas de la ciénaga de la Comisión de Debates Presidenciales se den prisa para salir en defensa de Joe Biden cancelando unilateralmente el debate presencial es patético”. Stepien ha asegurado que Trump dará “negativo” en múltiples test de coronavirus antes del debate. “Desdeñaremos esta triste excusa para rescatar a Joe Biden y haremos un mitin”, ha indicado. Biden a su vez asegura que se prestará a un debate sin contrincante y que se dedicará a contestar las preguntas que se le hagan, ya que el formato es de una reunión con público, aunque virtual.
Biden “está deseando hablar directamente al pueblo americano y comparar su plan para unir al país y reconstruirlo frente al fallido liderazgo de Donald Trump ante la pandemia de coronavirus, que ha dejado la economía que heredó con buena salud en la peor recesión desde la Gran Depresión”, ha asegurado la campaña del demócrata.
Órdago a la legitimidad de la Comisión de Debates
La postura desafiante de Trump es todo un órdago a la legitimidad de la comisión que regula los debates presidenciales desde que fue fundada en 1987. No existe una ley que diga que los presidentes deben debatir, solo la tradición y las normas establecidas con la práctica a lo largo de los años han ido marcando el camino. Como tantas otras instituciones políticas en los últimos cuatro años, el consejo de la Comisión para los Debates Presidenciales deberá mantener ahora un pulso no deseado con el mandatario de la nación.
Según Frank Fahrenkopf, cofundador de la Comisión de Debates y representante del Partido Republicano en ese comité, entrevistado por Politico, no es un requisito obligatorio que un candidato deba participar en un debate presidencial. Fahrenkopf cita al mandatario Jimmy Carter y su negativa a formar parte del que hubiera sido un primer foro de debate en las elecciones de 1980. De momento, todo apunta a que Trump volverá a hacer historia por sus extravagancias y volatizará todo lo escrito hasta ahora sobre debates presidenciales.
// El País