Con motivo del Día Mundial Sin Tabaco, la OMS impulsa la campaña ‘Comprométete a dejarlo durante la covid-19’. El Comité Nacional para la Prevención de Tabaquismo (CNPT) considera que este compromiso debe ser triple: de la administración, de los profesionales sanitarios y de los propios fumadores. El objetivo es que la prevalencia del tabaquismo caiga hasta un 5 % en los próximos años

El 31 de mayo se conmemora el Día Mundial Sin Tabaco, una fecha impulsada por la OMS para recordar los efectos perjudiciales de su consumo.

La epidemia de tabaquismo es una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido que afrontar el mundo.

El tabaco mata a más de 8 millones de personas al año: 7 millones son consumidores directos y alrededor de 1,2 millones, fumadores pasivos.

En diciembre de 2020, la OMS puso marcha la campaña antitabaco de un año de duración ‘Comprométete a dejarlo durante la covid-19’.

También con motivo de este día, el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) impulsa la campaña #DMST21CNPT, con el objetivo de concienciar sobre los efectos nocivos y letales del tabaco.

A través de esta campaña, las sociedades médicas comparten en redes sus mensajes en contra del tabaco.

La prevalencia del tabaquismo en España, por encima de la media europea

Según la última Encuesta Europea de Salud, en España hay cerca de un 20 % de fumadores, a partir de 15 años, un dato por encima de la media europea.

El objetivo es que la prevalencia del tabaquismo caiga al 5 %, objetivo lejos de alcanzarse.

El doctor Andrés Zamorano, presidente del CNPT, señala que para lograrlo “hay que poner el foco en el control y en la prevención”.

En este sentido, el experto destaca el papel fundamental que tienen las administraciones públicas a la hora de promover una regulación antitabaco cada vez más estricta y el papel de los profesionales sanitarios a la hora de ayudar a los pacientes a dejar de fumar.

Triple compromiso para acabar con el tabaco

Este Día Mundial Sin Tabaco 2021 se conmemora por segunda vez en el contexto de la crisis por la pandemia de covid-19.

Para Zamorano, el compromiso antitabaco tiene una triple vertiente: administración, profesionales sanitarios y los propios fumadores.

Según el presidente del CNPT, la estrategia de la lucha antitabaco pasa por:

  • Subir el precio del tabaco
  • Limitar la accesibilidad
  • Equiparar la fiscalidad de todos los productos de tabaco, incluidos los cigarrillos electrónicos
  • Empaquetado neutro
  • Campañas periódicas para que la gente deje de fumar y para que los jóvenes no se inicien en el consumo
  • Aumentar los espacios sin humo
  • Ofrecer ayuda a los pacientes para dejar de fumar

En cuanto a los espacios sin humo, señala que la pademia ha supuesto un paso adelante: “La evidencia de la transmisión del virus por aerosoles, y el hecho de que pueda haber aerosoles a una distancia de hasta 8 metros, ha hecho que las comunidades autónomas hayan regulado el consumo de tabaco en las terrazas y creemos que esto ha venido para quedarse”.

Cigarrillo electrónico, ‘caballo de Troya’ de las tabacaleras

Sin embargo, en la lucha contra el tabaco ha surgido un nuevo obstáculo. 

En los últimos años, han ganando popularidad alternativas al tabaco que se presentan como ‘más saludables’, como los cigarrillos electrónicos o el tabaco calentado. Pero fumar, en todas sus modalidades, es perjudicial para la salud.

“Hay países en los que la gente está muy concienciada sobre los riesgos del tabaco y la legislación es muy estricta. Por ello, las tabacaleras han desarrollado productos como el tabaco calentado o los cigarrillos electrónicos, con la falsa idea de que son más seguros, menos tóxicos y sirven para dejar de fumar. Nada más lejos de la realidad”, explica el presidente del CNPT.

De entre los productos para fumar, hay que diferenciar aquellos que llevan tabaco, como los clásicos cigarrillos combustibles o el tabaco calentado, y los que no contienen tabaco, que son los dispositivos susceptibles de liberar nicotina (DSLN).

Sobre estos últimos, Zamorano explica que pueden contener o no nicotina, “si bien el 95 % sí la llevan”. Además de nicotina, contienen otras sustancias químicas y tóxicas para el organismo.

“El negocio de las tabacaleras es la nicotina. Los cigarrillos electrónicos son un ‘caballo de Troya’ para que siga persistiendo el consumo de nicotina”, explica el presidente del CNPT.

El consumo de estos productos ha aumentado drásticamente en los últimos años, especialmente entre la población joven.

La encuesta ESTUDES revela que el 50 % de los jóvenes de entre 14 y 18 años ha probado alguna vez el cigarrillo electrónico, un 30 % más que dos años antes.

“Por la publicidad que ofrecen, el colorido, los sabores…van dirigidos fundamentalmente a la gente joven. Entre los jóvenes, hay una moda con los cigarrillos electrónicos, las cachimbas…y eso se debe a que la industria tabacalera se ha encargado de generar esa moda a través de la publicidad”, sostiene Zamorano.

Recursos para dejar de fumar

Aunque los cigarrillos electrónicos se presentan como una alternativa para dejar de fumar, ni sirven para abandonar el hábito, ni son seguros.

“Los cigarrillos electrónicos se presentan como una alternativa para dejar de fumar, pero lo que ocurre en realidad es que la mayoría de fumadores que intentan dejarlo por esta vía acaban consumiendo ambos productos, se convierten en  fumadores duales”, asegura Andrés Zamorano.

Sin embargo, hoy en día existen tratamientos seguros y eficaces para dejar de fumar. “Tenemos los tratamientos cognitivo-conductuales, junto con los tratamientos farmacológicos, que son seguros y eficaces”.

Sobre los tratamientos farmacológicos, señala: “Se deben ofrecer a todos los pacientes que quieren dejar de fumar, porque duplican y hasta triplican la tasa de éxito, es decir, de convertirse en ex fumadores al año”.

Desde enero de 2020, el Sistema Nacional de Salud financia dos tratamientos farmacológicos para dejar de fumar: la vareniclina y el bupropión.

Aunque se considera un hito clave en la lucha antitabaco, desde el CNPT consideran que sería necesario ampliar esta estrategia, pues la prescripción de estos fármacos está sujeta a una serie de limitaciones que excluyen a una gran cantidad de fumadores:

“Consideramos que el  nivel de dependencia que se exige es demasiado elevado; hay muchas personas que no tienen una dependencia tan alta pero sí tienen la motivación para dejar de fumar, que es lo fundamental”, explica  Zamorano.

Acabar con el tabaquismo, un reto que se resiste

A pesar de que existe un gran abanico de recursos para ayudar a las personas a dejar de fumar y de que que en la lucha contra el tabaco están implicados todos los profesionales de la salud, acabar con el tabaquismo es un reto que se resiste.

Zamorano reconoce que la coordinación entre los profesionales sanitarios es fundamental frente al tabaquismo: “El consejo de varios profesionales a una persona fumadora tiene un gran impacto. Es mucho más efectivo cuando dos o tres profesionales intervienen en el proceso para que las personas consigan dejar de fumar”.

Para lograr este objetivo, también es clave el tiempo que se dedica a cada paciente: “Hay que hacer una lista de motivos por los cuales la persona quiere dejar de fumar, identificar junto con el paciente las situaciones de riesgo y tratar de buscar soluciones, y eso supone tiempo”, añade el presidente el CNPT.

// EFE