Bartolo, junto a Maira Oviedo.

Tras sufrir un accidente de tránsito el conocido personaje ovetense “Bartolo” y ser abandonado en la vía pública, encontró una familia que lo acogió y le brindó cariño. La solidaridad de la gente de Coronel Oviedo también se hizo presente. En este material presentamos la historia de Bartolo, quien pasó por situaciones difíciles durante su niñez y adolescencia, hoy después de vivir casi 40 años en la indigencia, tiene una familia con quien compartir;  una madre, un padre y un hermano de corazón que están pendiente de él.

Por: Diego Cazal (diegocazalsandoval@gmail.com)/ Artículo publicado en la edición impresa de PRENSA5- Nro. 73- del 21-02-2016

Durante años recorría las principales avenidas de Coronel Oviedo, la zona del mercado municipal y los locales de fiesta, acompañado de su fiel compañero, una guitarra de madera, sin decir nada, respetuoso y amigable;  Bartolo ocupa sin duda un importante lugar en el corazón de los ovetenses, el cariño y la solidaridad con este pintoresco personaje se vio reflejada luego de sufrir un accidente el pasado 06 de enero del 2016, fue socorrido por los trabajadores del mercado, tras una intervención quirúrgica por el Dr. Pablo Martínez, que por una supuesta mala praxis del médico y el riesgo de perder su miembro, nuevamente ingresó al quirófano, nada hubiese sido posible sin su familia como lo llama él, a Maira Oviedo quien lo recibió en su hogar, le brinda cariño y lo cuidó.

Tras los últimos acontecimientos y para exigir justicia por la mala atención médica recibida en el hospital regional, fue necesaria  su verdadera identidad. Quienes lo conocieron desde chico han aportado en este material.

Bartolo González, nació en Coronel Oviedo el 01 de enero de 1971, hijo de Doña Catalina González y don Marcos, descendientes de la parcialidad indígena Mbyá Guaraní. Una familia humilde pero trabajadora, se dedicaban a la venta de miel por la zona del mercado.

Una mañana del 9 de julio de 1976, doña Catalina pierde la vida tras sufrir un accidente de tránsito en la que estuvo involucrado uno de los hermanos Meyer de la capital. Luego de su muerte, su marido, abandonó a Bartolo y según indican migró a la zona de Caazapá. Bartolo al ser abandonado y sin una familia que se haga responsable de él, vivió durante semanas por la zona del mercado, hasta que fue recogido y entrado al delegado de gobierno, Jorge Sebastián Miranda. A la edad de cinco años convivió con los soldados de la alcaldía,  se hizo amigo de un Jaguareté propiedad del delegado, incluso pasaba horas dentro de la jaula. Así vivió durante varios años hasta que el delegado fue sustituido por Francis Bogado Delgado, quien prohibió que siga en el lugar y recomendó entregarlo al Instituto del Indígena (INDI).

Bartolo también gozaba del aprecio de las Monjas, quienes le daban alimento y educación, estudió los primeros años en la escuela Parroquial, más tarde abandonó sus estudios para ir al cuartel, era un joven disciplinado, en su niñez fue amigo del conocido docente Pelayo Vera, quien consiguió los documentos del registro civil para obtener su cédula de identidad.

Durante su adolescencia, recibió el apoyo de varias personas, entre ella de doña Alba Mendoza, propietaria de un comedor de niños en el barrio 12 de Junio, en inmediaciones de la plaza San Roque González de Santacruz. Bartolo visitaba constantemente el lugar, donde le servían su plato favorito, el “fideo Kesú”.

Todo parecía que a Bartolo nada le haría falta, hasta que una noche, fue invitado a participar de las fiestas de barrio por integrantes del grupo “Pata de mula”, quienes se dedicaban a ofrecer espectáculos de baile sobre los grandes parlantes. Luego de ofrecer el show, invitaban a Bartolo a compartir en la casa de uno de los integrantes de nombre “Juancito” en el barrio primero de marzo. Una de esas noches, habrían abusado sexualmente de él.

 Atormentado y con mucho miedo fue a contar lo sucedido a doña Alba, desde aquel momento, Bartolo se alejó de las monjas y sus amigos, dejó el cuartel y no frecuentaba la casa de quienes acostumbraba visitar. Según refieren nuestros entrevistados, los abusos en contra de Bartolo continuaban, lo que provocó un trastorno en su vida y lo dejó en el estado en que se encuentra. Juancito fue denunciado en el puesto policial del barrio, en aquel entonces el responsable fue don Héctor Roque Duarte, padre del expresidente de la república, Nicanor Duarte Frutos, luego de permanecer durante unas semanas en el calabozo fue liberado.

 Desde ese entonces prefirió vivir en la calle, con miedo a las personas, su amor a la música lo mantenía vivo, y empezó a recorrer las discotecas, en compañía de una guitarra de madera que le obsequió un carpintero. Al único lugar donde recurría fue al domicilio de doña Alba, era el sitio donde de alguna manera se sentía protegido. “En esa época prácticamente no existían los psicólogos o psiquiatras donde llevarle, de lo contrario quizás no estaría en estas condiciones”, indicaron.

Hace unos seis años, en horas de la madrugada, un grupo de jóvenes que se retiraban de una conocida discoteca de Coronel Oviedo, en zona del mercado, se encontraron a Bartolo, testigos señalan que unas 5 personas alcoholizadas los drogaron y abusaron de él. En esa ocasión ya nadie hizo caso a lo dicho por Bartolo, pues se trataba de un indigente con trastornos mentales.

Ya de grande, la familia de Doña de Alba Mendoza, realizaron los trámites necesarios y Bartolo realizó su primera comunión y su confirmación, siendo su padrino, Pedro Mendoza, hijo de doña Alba.

Bartolo vivió varios años en las calles de Coronel Oviedo, luego del accidente que sufrió, Maira Oviedo, en compañía de su marido Fabio Benítez Sanabria y su pequeño hijo, Antonio Benítez Oviedo, se hicieron cargo de él, lo llevaron hasta su domicilio, lo asean, le brindan cariño, le alimentan y por sobre todo, le demuestran que aún existen personas de buen corazón. Desde que llegó a la casa de la familia Benítez Oviedo, Bartolo volvió a sonreír. Che sy lo llama a Maira y “Bartolí, che hermano” al hijo del matrimonio. Gracias a la solidaridad de los ovetenses Bartolo recibe a diario los insumos necesarios para su recuperación y su alimentación.

En la mañana del viernes último, la Jefa del departamento de identificaciones, la  Ofic. Primero Delia Riquelme recibió los documentos del registro civil, proporcionados por el profesor Pelayo Vera, y  ordenó que los equipos sean traslados hasta el hospital regional para los trámites de identidad de Bartolo. Señaló que de no presentarse ningún inconveniente en un corto tiempo contará con su cédula de identidad y podrá ingresar a los programas de ayuda que brinda el estado paraguayo.

En unos días abandonará el hospital, tras su segunda intervención, al recuperarse, señala que volverá a cantar, agradece a quienes lo acompañan siempre y desea volver a su casa, con su familia de corazón.

Bartolo, falleció ayer 08 de mayo de 2017 tras un cuadro gripal. Sus restos son velados en el domicilio de la familia de Maira Oviedo,con quienes vivió el último año de vida,  el sepelio se realizará esta tarde a las 15:30 hs en el cementerio municipal tras el reponso en la parroquia San Pedro.