Los manifestantes están reunidos en la Casa de la Cultura ecuatoriana. Es en respuesta a cinco muertes ocurridas en las últimas horas. Desmienten negociación con el Gobierno.
Manifestantes indígenas de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), reunidos en la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) de Quito, mantenían secuestrados este jueves a 8 policías y advirtieron que aplicarán sobre ellos la «justicia ancestral» si las fuerzas del orden atacan esa sede, en medio de la crisis por las masivas protestas que desde ya hace una semana se realizan contra el Gobierno por el «paquetazo» de medidas económicas dispuestas por el presidente Lenin Moreno.
Según pudo corroborar Clarín, los efectivos fueron retenidos en respuesta a la muerte de indígenas ocurridas el miércoles, de las que no informó la policia ni los medios ecuatorianos. La Defensoría del Pueblo de Ecuador, la institución nacional encargada de la protección de los derechos humanos, que por mandato constitucional tiene autonomía administrativa y financiera, confirmó la muerte del dirigente indígena Inocencio Tucumbi, de la Conaie de Cotopaxi; y de otras cuatro personas cuya identidad no difundió.
Leonidas Iza, presidente del Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi (MICC), identificó a otro de los indígenas muertos durante la represión policial: José Rodrígo Chaluisa. «Estamos haciendo los trámites para sacar de la morgue a los cádaveres de nuestros compañeros para traerlos aquí», dijo, al compararlos «héroes nacionales».
Preocupados por la difusión que mantenían secuestrados a los policías, los manifestantes lo negaron y aseguraron que estaban «por voluntad propia» en el lugar, una de las sedes que eligieron los indígenas para acampar una vez que arribaron a Quito. Clarín presenció el momento en el que le exigieron a uno de ellos que lo afirmara: visiblemente afectado, descalzo y con menos ropa de la que había llegado, el agente repitió esa idea y, en una secuencia por demás cruda, aseguró que, como Policía, no quería más violencia. «¿Está secuestrado o de manera voluntaria», lo interrogó Iza como si fuera un periodista, mientras el agente se encontraba claramente retenido.
El efectivo no tuvo demasiado margen para decir lo contrario: minutos antes, los efectivos habían sido despojados de sus motos y escoltados por miles de indígenas hasta el pie del escenario de la Casa de la Cultura, a donde fueron subidos a la fuerza para participar del Congreso indígena. Mientras les gritaban «a-se-si-nos», fueron obligados a sacarse sus botas, cascos y chalecos, y se los envolvió en banderas ecuatorianas. «No vamos a agredir a los policías, pero los policías van a cargar con los muertos», dijo Iza, envalentonado, al contar que los efectivos serían obligados a trasladar los ataúdes y, en consecuencia, admitiendo que estaban contra su propia voluntad.
Iza fue uno de los más enérgicos a la hora de arengar a la multitud, que también responsabilizó a los medios de comunicación porque «no informan lo que le pasa al pueblo».
“Cadena nacional”, gritaban los manifestantes reclamándoles a los canales de televisión públicos, y a Ecuavisa y Teleamazonas, dos de las principales señales de Ecuador, que emita en vivo lo que ocurre en Quito.
Según denunciaron, los efectivos «acribillaron a balazos» a las víctimas cuando se encontraban descansando y los medios no lo reflejaron. Pero también los acusan por dar información parcial y errónea. «Acaban de informar que estaba negociando con el Gobierno. Compañeros: tengan presente en su cabeza, que su presidente jamás se va a vender frente a este Gobierno asesino y criminal. Así que la lucha continúa», dijo Jaime Vargas, titular de la Conaie, al desmentir cualquier negociación con la gestión de Lenín Moreno, algo que había trascendido en las últimas horas.
El ensañamiento contra los medios de comunicación continuó a lo largo de todo el Congreso. Al menos unas veinte veces los dirigentes interrumpieron sus discursos alertados por la multitud de que distintos medios no estaban transmitiendo en vivo. En un momento dado, el clima se puso por demás áspero: los líderes indígenas pidieron que se cerraran las puertas y «no dejen salir a nadie». Y hasta los medios internacionales, que cubrían el evento y requerían salir del predio para conseguir señal para transmitir sus materiales, tuvieron dificultades. Clarín y el equipo de TN, encabezado por Nelson Castro, fueron escoltados por un indígena hasta un hotel ubicado en las cercanías, para garantizar que no se dejara de contar lo que sucedía. Finalmente, bajó la tensión.
«Afuera nos dicen que el Gobierno empieza a mandar ya las bombas lacrimógenas, entonces ahora nuestros líderes indígenas no les van a soltar a los policías porque necesitamos un respeto. Si ellos nos agreden, nosotros vamos a aplicar la justicia indígena»,afirmó Fabián Masabanda, indígena de la provincia de Imbabura. Vargas reforzó el desafío a las autoridades: «Vamos con hidalguía y valentía, y si tenemos que morir, vamos a morir con dignidad», indicó al prometer la continuidad de las protestas contra la eliminación del subsidio de los combustibles, decretada en el marco de un acuerdo crediticio con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Esa medida derivó en un alza de 1,85 a 2,39 en la gasolina «extra» (la más popular), y de 1,03 a 2,27 en la diesel «premium» y provocó el rechazo de sindicatos, indígenas y grupos sociales que se lanzaron a las calles desde el pasado jueves, según informó EL CLARIN.