El aumento de calor y los fenómenos adversos impactan en el país, causando enfermedades, desplazamientos y alteraciones en el medioambiente. Urgen estrategias para mitigar sus efectos.
Los eventos extremos de olas de calor se han triplicado en las últimas cuatro décadas y las sequías se han vuelto cada vez más extensas. Es una de las conclusiones que se pueden extraer de un estudio publicado en 2020 por Benjamín Grassi, destacado meteorólogo del Paraguay, citado por la bióloga Antonieta Rojas.
“Respecto al clima del año 2019, además de ser el año más caliente, cronológicamente se han sucedido eventos extremos, como sequías agrícolas, inundaciones, olas de calor extremas, sequías hidrológicas, incendios forestales y tormentas severas, eventos que han tenido un fuerte impacto en la economía”, dice parte del estudio que contó con el apoyo del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades).
Consultada sobre este reporte, Antonieta dijo en una entrevista que el Paraguay “siempre ha tenido altas temperaturas, especialmente en la época del verano, pero cuando eso va ligado a una humedad baja, es un caldo de cultivo para que ocurran los incendios, para que aumente la sequía. Todos estos procesos de la variabilidad climática ocurren y se pueden potenciar en la medida en que los factores confluyen en un momento dado y ocurran estos eventos”.
EFECTOS. Reconocida, entre otros motivos, por ser la primera mujer científica en haber presidido la Sociedad Científica del Paraguay, Antonieta advirtió sobre la crisis climática, un evento ligado a los cambios producidos por el aumento de gases de efecto invernadero en la atmósfera y que está impactando desde hace tiempo al Paraguay, con el aumento de temperaturas, enfermedades y las agudas sequías que, por ejemplo, dañan a comunidades indígenas en el Chaco.
“Existe una diferencia importante entre lo que es variabilidad climática y cambio climático. La variabilidad climática se compone de los eventos que pueden ser medidos por semana, por meses, por periodos, y que pueden ocurrir en áreas en donde comúnmente ocurren, y en periodos que pueden ser conocidos”, explicó.
“Y el cambio climático es cuando esa variabilidad se hace, digamos, permanente en grandes periodos de tiempo”.
Estos fenómenos son estudiados por especialistas de todo el mundo y hasta hoy causan división no solo en la comunidad científica, sino también en la sociedad.
Han emergido con más fuerza los negacionistas del cambio climático, entre grupos civiles y hasta en las más altas esferas de los gobiernos, y al mismo tiempo se observan eventos extremos como el que afectó en 2024 al río Paraguay (especialmente en el puerto de Asunción), hecho relacionado con “la sequía severa que afectó a la región en 2021 y que redujo significativamente la cantidad de agua que fluye por el río”, según un reporte realizado por Alejandro Pastén, investigador del Centro Multidisciplinario de Investigaciones Tecnológicas (Cemit) de la UNA.
MEDIDAS a implementar. La experta en biología mencionó a los distintos grupos de la comunidad científica, los que atribuyen la aceleración del aumento de la temperatura a las acciones del hombre como también a los que afirman que estamos viviendo ciclos de la Tierra que ocurren naturalmente.
Apuntó a que hoy en día ya no se trata tanto de debatir quién o qué causó la situación en la que nos encontramos.
“Ya corresponde a la academia investigar; lo importante es que los eventos están ocurriendo y que nosotros tenemos que tomar medidas”, aseguró.
“Especialmente en el caso de Paraguay –añadió–, tenemos que implementar estrategias de adaptación para la población humana, animal y ambiental, para que el impacto climático no ocasione riesgos importantes. Ya tenemos que empezar a medir el riesgo que todo esto puede ocasionar”, aseveró la experta.
Experta propone reforestación para enfrentar variabilidad climática
Entre las situaciones provocadas por el aumento de temperaturas, se pueden citar el desplazamiento obligado de comunidades que dependen del cultivo, los incendios, falta de agua y proliferación de enfermedades transmitidas por animales. “La sequía desplaza a comunidades del Chaco, se destruyen todas las siembras y vienen las hambrunas”, refirió la bióloga, Antonieta Rojas.
“Estas comunidades de indígenas se ven obligadas a mudarse a lugares que quedan cerca del agua para sobrevivir”, afirmó. Detalló que tanto en este como en otros casos, los afectados por enfermedades como dengue o hantavirus en el Chaco, las víctimas casi siempre son de las clases más vulnerables.
Explicó que un proceso de sequía puede dar lugar a una situación en la que los animales terminan convirtiéndose en vectores de enfermedades, atendiendo a un contexto de falta de agua y de desplazamiento.
“La sequía con una humedad baja propicia incendios, y el incendio provoca desplazamiento de animales. Estos desplazamientos terminan en otros espacios, y comienza a emerger lo que se llama enfermedad zoonótica, que son enfermedades que circulan entre animales. Si en una zona había circulación de estas enfermedades, cuando los animales se desplazan las llevan consigo a donde no existían”, resumió, y resaltó que las comunidades que viven por las zonas de desplazamiento pueden adquirir las enfermedades.
ESTRATEGIAS. La científica mencionó la reforestación como una acción a ser ejecutada para encarar la variabilidad climática. “Hay grandes extensiones que eventualmente podrían ser reforestadas, y se puede usar la biomasa de esa reforestación para la producción de beneficios. Puede ser celulosa, producción de alcohol, y que se reforeste permanentemente un espacio para mantener la captación de carbono para árboles”.
También se refirió a la recolección del agua de lluvia, mencionando a los menonitas y a los indígenas como ejemplos de personas que ya recurren a esta manera de aprovechar el recurso.
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