Se produce un entierro detrás de otro y debieron abrir un turno nocturno ante la gran cantidad de fallecidos por coronavirus.
La ciudad de San Pablo, en Brasil, comenzó en las últimas horas a realizar entierros nocturnos en su principal cementerio, Vila Formosa. El colapso en el lugar es total, ya que no hay turnos disponibles para realizar entierros y las autoridades locales debieron sumar sepultureros a la noche frente a la enorme cantidad de fallecidos por el coronavirus.
La alcaldía local había comprado equipos para iluminar el lugar e instaló ocho torres de energía para poder sumar trabajadores a la madrugada, algo realmente excepcional y atípico. En ese contexto, en la ciudad más populosa de Brasil se realizan 300 entierros diarios en promedio.
Las autoridades no descartan que la cifra crezca, debido al descontrolado avance de la cepa de Manaos. Así, estiman que los fallecidos podrían registrar hasta 400 por día solo en los cementerios locales.
Los horarios de los entierros fueron extendidos hasta entrada la noche en el menos cuatro cementerios de la capital paulista, entre ellos el de Vila Formosa, el mayor de Latinoamérica.
El cementerio de Vila Formosa registró colas de cuatro horas en los últimos días y de unas tres horas el lunes para la realización de los velorios.
El alcalde, Bruno Covas, contrató 150 sepultureros para reforzar el cavado de fosas, dentro de un conjunto de medidas como la realización de un feriado largo que se extenderá hasta el 4 de abril.
Por otra parte la Gobernación de San Pablo admitió la posibilidad de intensificar el aislamiento social que está en vigor para evitar la saturación de los hospitales.
El secretario de Salud estadual, Jean Gorinchteyn, reconoció que «existe la posibilidad de tomar más medidas de aislamiento si la situación se agrava y tenemos más muertes e internaciones».
Brasil registró el jueves 100.158 nuevos casos de coronavirus, superando por primera vez desde el inicio de la pandemia el nivel de 100.000 infecciones en un único día, según datos del Ministerio de Salud.
Sepultureros sin descanso
En Vila Formosa, el cementerio más grande de Latinoamérica, en San Pablo, la historia se repite: un entierro detrás de otro, como en la primera ola. Los sepultureros están exhaustos, agotados. Su carga de trabajo se duplicó en 2020 y en 2021 no da señales de disminuir.
«Creíamos que se iba a estabilizar este año pero, hasta ahora, no se normalizó», afirmó a la agencia Efe James Alan, de 35 años, coordinador en Vila Formosa.
A pala, están haciendo de 60 a 66 entierros al día, muchos de ellos por Covid o sospecha de Covid. Este jueves, en apenas tres horas de la mañana, fueron una decena de sepulturas «D3», como identifican los casos de posibles fallecidos asociados al Sars-CoV-2.
Vestidos con monos blancos de plástico, Pedro, de 55 años, y su equipo apenas tienen unos pocos segundos de descanso entre ataúd y ataúd. Es un esfuerzo descomunal. El sudor se escurre sobre sus rostros y empapa sus mascarillas, que gotean sin cesar.
«A veces tenemos que tomarnos un respiro», dice uno de los enterradores que prefiere no revelar su nombre. «Está jodido», añade otro después de dar sepultura a una mujer de 41 años presunta víctima de Covid.
San Pablo tiene la red de hospitales públicos y privados más grande y prácticamente no hay vacantes para nuevos pacientes: la tasa de ocupación de camas de UCI supera el 91%. La situación es similar, o incluso más dramática, en las otras unidades federales.
// El Clarín