El Tribunal de Ciudad del Este condenó este jueves a 40 y 25 años de cárcel a los autores del asesinato de la niña Naydelin Martínez, quien tenía siete años. El crimen perpetrado por venganza ocurrió en febrero de 2020 en la ciudad de Minga Guazú, Alto Paraná.

Los sentenciados son Héctor Eduardo Martínez Núñez (25) y su madre Limpia Concepción Núñez Goiburú (50), quienes fueron hallados culpables por los hechos punibles de homicidio doloso en su forma agravada y detentación-violación de Ley de Armas.

El joven recibió la pena máxima prevista en la legislación, que es de 30 años de cárcel, más 10 años de medida de seguridad. Mientras, que la mujer fue sentenciada a 25 años, informó el Ministerio Público.

La condena fue emitida por el Tribunal de Ciudad del Este, compuesto por Evangelina Villalba, Óscar Genes y Lourdes Morínigo. La votación fue unánime tras la culminación del juicio oral y público.

De acuerdo a la Fiscalía, se demostró con suficientes pruebas documentales, testimoniales y científicas, que los acusados cometieron el rapto y posterior asesinato de la pequeña, quien fue incinerada estando aún con vida.

Según los antecedentes, el 29 de febrero de 2020, en horas de la noche, los ahora condenados prepararon cortes de leña y aceite de cocina en una zona boscosa, en el kilómetro 26 Monday, para incinerar a la niña Naydelin.

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El asesinato, de acuerdo a la investigación, fue cometido planificado por Héctor Eduardo como venganza contra su ex pareja, quien es tía de la menor, porque la misma había cortado la relación amorosa con él luego de sufrir diversos tipos de violencia.

La investigación fiscal señala que Héctor Eduardo raptó a la niña de la vía pública. Fue alzada a la fuerza a un automóvil y llevada hasta el kilómetro 26, a unos 15.000 metros de la carretera, y a menos de 1.000 metros de la granja San Sebastián, donde residían los acusados.

En el lugar, Héctor Eduardo, con ayuda de su madre, asesinaron a la pequeña Naydelin. Tras cometer el brutal crimen, los acusados regresaron a su casa.

Allí, la señora Limpia Concepción, señala la Fiscalía, empleó medios necesarios para hacer desaparecer rastros o vestigios que se encontraban en las vestimentas de Héctor Eduardo, al momento del hecho.

Igualmente, intentaron borrar vestigios del automóvil utilizado para el rapto de la pequeña, constatado por la humedad existente en el asiento del acompañante.

Así también la mujer tenía en su posesión una escopeta, con numeración suprimida por medio de raspado, además de dos armas de fuego sin la debida autorización.

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