Con el descenso de casos de Covid-19 en cuanto a la ocupación de camas en la Unidad de Terapia Intensiva, hay un incremento de cuadros polivalentes, que llega al 85%, donde los accidentes tránsito, enfermedades cardiovasculares e infarto del miocardio son las principales causas de internación.
En el bloque “La Salud Primero”, que se emite en dúplex por Paraguay Tv y Radio Nacional del Paraguay, el Dr. Ángel Núñez, director de Terapias y Servicios de Urgencias Hospitalarias del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, brindó detalles acerca de la ocupación de camas en cuidados intensivos.
Recordó que durante el momento más crítico de la pandemia disminuyeron los pacientes polivalentes; sin embargo, ahora se está viendo un aumento en el número de accidentados, que van ocupando una cama en la Unidad de Terapia Intensiva.
“Tenemos una ocupación cerca del 85% con pacientes polivalentes en este momento. Los accidentes de tránsito y cardiovasculares son las patologías que más ocupaban las camas UTI antes de la pandemia. Ahora se vuelve a eso», aseveró.
Señaló que para hacer frente a la pandemia, se trabajó en el fortalecimiento del sistema sanitario, donde se hizo una inversión importante en equipos biomédicos, en torno a los 60.000.000 de dólares, y que fueron fundamentales para la atención de pacientes graves; sin embargo la limitación se dio en la cantidad de profesionales intensivistas en el país, que rondan entre los 220 y 250 certificados en terapia intensiva.
Sostuvo que cuesta mucho formar médicos terapistas, puesto que lleva de 5 a 6 años de formación luego de terminar la carrera de Medicina; por lo que la cartera sanitaria implementó la estrategia de capacitar mediante las Becas Carlos Antonio López a profesionales de varias especialidades en la atención de cuidados críticos, donde recibieron un entrenamiento que contribuyó en la pandemia, pero siempre bajo el control de un médico intensivista.
“Lo ideal es que exista un médico intensivista en cada unidad, y un equipo de profesionales médicos y de enfermería que trabaja con el intensivista para la atención del paciente”, remarcó.
Afirmó que en una terapia intensiva lo más importante son los recursos humanos, puesto que los equipos se pueden adquirir, sin embargo, un profesional formado y entrenado lleva varios años.
«La cuestión no es monetaria a la hora de montar una terapia intensiva, sino los recursos humanos. Logramos crecer un poco más del doble en camas y estamos abocados al mantenimiento de los mismas, indicó.
Mencionó que actualmente se tienen 764 camas de terapia intensiva en el sector público, además cerca de 400 en el sistema privado, y que durante el pico de la pandemia se llegó a tener una ocupación del 100%, en donde se tuvo hasta 206 pacientes en espera de una cama en UTI.
Explicó que para esos casos fueron fundamentales los 280 respiradores donados por Usaid, que se distribuyeron a los centros hospitalarios del país para su uso en las salas de reanimación y terapisadas y poder intubar a los pacientes que lo requerían y “no perder el tiempo”, mientras se encontraba una cama de cuidados intensivos para su derivación.
Además de estos equipos, fueron fundamentales los profesionales entrenados que atendían a estos pacientes graves, refirió.
En el momento más delicado de la pandemia, que fue entre finales de mayo y principio de junio de este año, se registraron 7.200 personas en cuidados intensivos, y en el que la mortalidad llegó a estar en torno al 30 y 35%, por la gravedad de los casos, señaló.
La pandemia produjo un gran desgaste a los trabajadores de blanco, que previamente se vieron sobrecargados con la epidemia de dengue de inicios de 2020, por lo que el Ministerio de Salud Pública decidió otorgar vacaciones y días libres al personal sanitario, mencionó.